La desidia como estrategia

Por Jesús Moreno

@chucho1991

jmoreno@guayoyoenletras.com

 

 

 

El pasado domingo 23 de febrero el Presidente Nicolás Maduro anunció que los días 27 y 28 no habrían actividades laborales en todo el país en conmemoración y en “honor a los caídos” de los eventos del Caracazo, ocurrido hace 25 años. La medida, como siempre, causó sorpresa en parte de la población, especialmente en el contexto del panorama venezolano actual: las protestas, la inseguridad, la inflación, el desabastecimiento, etc.

 

En un país que se está hundiendo cada vez más por los problemas -más que todo económicos y sociales- la idea de decretar no uno, sino dos días libres de actividades es indignante. No solo es un insulto para los muertos y afectados por las marchas, sino también es un golpe para la productividad del venezolano (que de por sí ya es bastante baja) y además promueve la flojera y la desidia. Con el anuncio de Maduro más el asueto de Carnaval la cuenta de días hábiles libres asciende a cuatro, más el inevitable e inminente aniversario de la muerte del máximo líder del oficialismo el próximo 5 de marzo, suman una semana completa de “relajo” y “vagancia”. Es un escenario igual al del año pasado, cuando el Ejecutivo declaró siete días de duelo por el fallecimiento de Chávez.

 

Dejando por un momento al lado las manifestaciones estudiantiles, la situación del país no está como para tener una semana sin clases o trabajo. La escasez de productos, resultado de la baja productividad nacional y el cierre de las empresas privadas, ha alcanzado un 28% según el BCV, la más alta en 5 años. La inflación se ha colocado en 57%, el dólar oficial en 84 Bs F. y el euro en 113 Bs F. Los niños y adolescentes pierden muchas horas de clases, lo cual se traduce en menos educación, más analfabetismo.

 

La obvia estrategia del Gobierno con este anuncio es la de acabar con el impulso y las ganas de los estudiantes de querer seguir en la lucha por este país, que pierdan el interés por su libertad en pro de ir a tomarse unas “birras” con los panas o irse a la playa por estos días. La desidia como estrategia. Pero hay una razón menos evidente y –en mi opinión- más perversa detrás de esta clase de decretos: la de inculcar la flojera, la inactividad y la ignorancia en la población venezolana. No es un secreto para nadie que mientras menos educada sea una nación, más fácil de controlar será.

 

Queda en las manos de cada lector la decisión de salir a divertirse, quedarse en casa o protestar por una mejor Venezuela ¿Qué eliges?

 

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