La teoría detrás de la protesta

Por Clarissa Santelmo

 

 

 

Ya a casi un mes de las protestas, sin haberse logrado el objetivo de la misma, que es que el Gobierno se comprometa a dialogar con un mediador bajo el cumplimiento de unas condiciones previas, es importante repensar la estrategia. Este artículo pretende analizar desde un marco analítico-teórico, ciertos aspectos intrínsecos al fenómeno de la protesta que puedan ayudar en el replanteamiento de la estrategia, de cara al futuro inmediato.

 

La protesta ha sido mayoritariamente un fenómeno ubicado en zonas de clase media y  ha fallado en incluir a los barrios.  Este hecho ha generado un argumento entre el chavismo de que la protesta es un fenómeno focalizado, de las élites, y que al no lograr la convocatoria deseada, se da prueba de que la población pobre, es decir, la mayoría de la población, es chavista.

 

Sin embargo, en el 14Abril, según el CNE, cerca del 50% de los electores votó por Capriles. Dado que las elecciones son la mejor “encuesta” posible, se puede inferir, a modo conservador, que alrededor de la mitad de la población es de oposición. Por su parte, la clase media es un 20% de país.  Eso significa que al menos a un 30% de la población, siendo pobre, está con Capriles.

 

Entonces, ¿por qué ese 30% no ha apoyado la protesta? ¿Qué hace que Petare, conocidamente de la oposición, no se sume? ¿Cómo la teoría puede iluminar este fenómeno?  Veamos:

 

La teoría dice, imaginemos un mundo en que la gente solo está dispuesta a acompañar una revuelta si y solo si, otros están dispuestos a acompañarlo. Cada potencial rebelde tiene un umbral para acompañar el movimiento. Este umbral se traduce en un número de personas ante el cual se uniría. Ahora, consideremos dos sociedades de cuatro personas cada una. En el país A todos tienen el mismo umbral, digamos que necesitan de una (1) persona para acompañar el movimiento. En el país B, por su parte, una persona sola comenzará la revuelta (su umbral es cero), la segunda requiere una persona (su umbral es 1), la tercera de dos, y la cuarta, de tres (3). ¿En qué sociedad un mayor número de personas se unirá a la revuelta? Aun cuando en promedio el país A esta más “molesto” (su umbral es más bajo), nadie saldrá a protestar, porque todos requieren de uno (1). En cambio en el país B, sucederá un efecto “cascada”, que los hará salir a protestar a los cuatro (4).

 

Con este ejemplo, podemos rápidamente comprender que no es una cuestión de mayorías. Aun cuando una población esté muy “arrecha” puede no protestar, si por alguna razón la dinámica se encuentra contenida.

 

Muchas razones pueden estar detrás de este fenómeno. Entre los motivos que han sido mencionados durante estos días ha sido el miedo a los colectivos armados, la desinformación de los medios de comunicación y la falta de identificación con la alternativa. En varias zonas, la protesta se ha manifestado con cacerolas, por miedo a la identificación por parte de los colectivos.

 

Sin embargo, el 24F sucedió algo que llama la atención. En el twitter de Minas de Baruta salían fotos de la gente reunida abajo. Una foto recorrió las redes: una persona escribía SOS mientras que otra sostenía la bandera nacional. La razón por la cual la gente se concentró es porque, debido a la tranca de calles, no había podido llegar el transporte público.  Esto lleva a pensar que es posible que los barrios “bajen” una vez que se alcance un punto crítico: Solo cuando el caos público los alcanza (i.e., no llega el transporte) y se percibe un número suficiente de personas en la protesta es que es posible se toque el “umbral” para que se sumen.

 

De ser cierto que las zonas populares tienen un umbral promedio más alto,  entonces la distribución del umbral entre los potenciales manifestantes podría tener, a grandes razgos, una forma bimodal (ver gráfica). Esto podría significar que la protesta no crece porque se encuentra actualmente en un equilibrio entre las dos cimas (en el valle) de la distribución. Este equilibrio se podría inferir a partir de que el número de manifestantes parece estable, y de que hemos visto durante estas semanas pequeños focos reunidos en el Oeste de Caracas y en las zonas populares, que se apagan con facilidad.

 

En artículos y alocuciones se ha mencionado que cuando los “los barrios salgan, nadie los detendrá”. Como si la posibilidad de la revuelta se encontrase contenida y que una vez liberada, habría un inevitable efecto “bola de nieve”. Una distribución bimodal podría modelar una dinámica así, una vez se acerque a la pendiente. Por supuesto, los umbrales se desplazan constantemente ante eventos exógenos, y los que son percibidos en masa, o colectivamente, pueden tener efectos sesgados, que los mueven en un mismo sentido.

 

La diferencia entre los umbrales de la clase media y la clase de menores ingresos implica también una baja cohesión entre ambos grupos; una desconexión entre las redes que las unen. En los modelos mencionados, ha habido un esfuerzo de incluir efectos de red entre individuos y estratos. Tales intentos asignan una probabilidad de conexión no solo entre individuos, sino entre grupos de individuos.  De sus resultados, se encuentra que efectivamente una sociedad con mayor “cohesión” tiene una mayor posibilidad de incluir a todos los grupos en la protesta. Adicionalmente, los modelos señalan un aspecto menos intuitivo: parece más importante que un grupo influyente se una a la protesta (por ejemplo, el gremio de taxistas) para generar un mayor efecto “contagio”, a que una persona influyente lo haga (digamos, un líder comunitario).  Esto se concluye a partir de simulaciones computacionales que “siembran” la protesta a modo exógeno, activando distintos agentes/grupos de la población.

 

Así, por ejemplo, si existe un grupo organizado “anti-invasiones” que activa protestas cada vez que una invasión en cierta  zona ocurre, la oposición podría,  utilizando la plataforma y organización política de los partidos que conforman la MUD, hacer el trabajo de llamar a esa organización y convencerla de que la protesta actual los representa. Este tipo de trabajo de red, focalizado en organizaciones sectoriales en el seno popular, podría tener un efecto importante en ampliar la base de la protesta.

 

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