Se derrumba la Unidad y el Oficialismo

Por Anyeimir Requena

 

 

 

Es tarea de un teórico político comprender la realidad, analizarla por sí solo para aconsejar lo que se puede y no debe hacerse; sin embargo con los recientes sucesos que se han suscitado en el país, esta meta se ha vuelto mucho más compleja de lo que parece. Los dos sectores que predominan en el actual escenario político dan señales de estar sufriendo en lo interno un proceso de crisis y desintegración que genera fuertes desequilibrios en el acontecer nacional.

 

Por un lado el sector opositor se muestra dividido algunos de sus líderes se deslindan de la unidad, y su fragmentación se aprecia en los diferentes discursos, unos dirigidos hacia el dialogo y la paz mientras que otros alientan una solución más radical siempre en pro de la paz. No es de extrañarse que los propios simpatizantes de la oposición se encuentren confundidos y frustrados nuevamente ante la falta de una misma línea de acción. La oposición se debate constantemente entre la guarimba y la protesta pacífica, la primera de estas creo nuevas expectativas para aquellos que buscan una solución más repentina, pero con el tiempo se observa como esta genera desgaste, impide que sectores económicos produzcan y aumenta la molestia de ciudadanos que resultan afectados sin participar en la actividad, en segundo lugar la protesta pacífica resulta ser un buen método para crear presión, pero corre el riesgo de cansar a la población, tal como ocurrió durante los primeros años del Gobierno del ex presidente Hugo Chávez.

 

No obstante esto no significa que los partidarios del bloque opositor estén equivocados en su descontento, claramente existe una aguda crisis económica, de inseguridad, escasez, violación en los Derechos Humanos, entre otros problemas que merecen la atención urgente por parte del Gobierno. Es evidente como todos los venezolanos por igual se ven afectados por la falta de buenas decisiones e incapacidad de acción de quienes tienen el poder. Quienes dirigen la unidad se encuentran en un proceso de intentar salvaguardar la imagen que en tantos años costo lograrse, es obligación de este sector unificar y fortalecer su discurso, así como proponer acciones en conjunto que contribuyan a la superación de la gran crisis que afronta el país.

 

Por otro lado para nadie resulta un secreto la desintegración que vive en lo interno el sector oficialista. Con la ausencia de su principal líder comienzan a surgir voces y críticas recurrentes ante la falta de un decisor fuerte y acertado, por lo cual produce un desconcierto dentro del bloque oficialista. La falta de estudio y conocimiento en ciertas materias han provocado la desestabilización del país y la debacle de la confianza en los lideres chavistas.

 

La presencia de un reiterado discurso violento basado en afianzar la división del país fatiga incluso a sus seguidores, así como las excusas recurrentes del porque las cosas no marchan del todo bien. El poder en el oficialismo ha quedado reducido a un grupito que solo estos deciden, aquellos lideres chavistas que han quedado exentos exigen sus cuotas de poder y critican en lo interno manejando matrices de opinión que perjudican a este sector. El oficialismo tiene la difícil tarea de restituirse de manera urgente por ser uno de los principales causantes de la crisis actual del país.

 

El actual Gobierno se caracteriza por sus malas decisiones, ejemplo de esto son las medidas que toma para acabar con la guarimba, basados en medios de represión cobarde que en su mayoría se dedican a violar los Derechos Humanos, el Gobierno se olvida del derecho a la protesta y busca reprimir cualquier acto que genera un efecto rebote; es decir se intensifica la acción y el conflicto se multiplica, acapara los espacios de difusión y censura a otros, las amenazas constantes de líderes oficialistas solo avivan los problemas y el ciudadano venezolano no cree en los llamados al dialogo por su propia inconsistencia. El Gobierno tiene la función de ser el primer garante de paz, por tal causa las intenciones deben venir de manera reiterada por este sector, tiene que proponer no solo un dialogo sincero sino acciones verdaderas que solucionen los problemas lo más inmediato posible para sacar al país de esta crisis política, económica y social en la que todos se encuentran involucrados y afectados.

 

Ante el panorama de incertidumbre que presentan las dos fuerzas políticas más importantes del país, estos deberán actuar desde la mejor forma para beneficiar a todos por igual, desde el punto de vista político este escenario resulta ser interesante por el resultado que podría darse dentro de unos años en caso de que surjan nuevos actores políticos con un nivel importante de influencia en la sociedad venezolana.

 

Con todo este proceso de transformación en el sistema político venezolano que además genera consecuencias, crece el descontento político por parte de oficialistas y opositores aumentando así el sentimiento de indignación y desconcierto ante la falta de soluciones a sus problemas; al fin al cabo lo único que es posible aseverar es el cumplimiento del ciudadano venezolano con su deber a ejercer el voto por lo que requiere acciones de los actuales gobernantes y líderes políticos. El bloque opositor y oficialistas deben evitar por todos los medios que sus transformaciones y crisis internas influencien el acontecer nacional y afecten al ciudadano que solo busca una mejor calidad de vida y mayores oportunidades de salir adelante.

 

Vislumbrar el futuro con certeza resulta imposible, pero todo parece indicar que si no se toman las medidas pertinentes para el cambio estaremos hablando en unos años del derrumbe de la unidad y del oficialismo como fuerzas políticas importantes del este país.

 

(Visited 70 times, 1 visits today)

Guayoyo en Letras