Crisis y oportunidad

Por Francisco Alfonzo

@FranciscoAlfonz

 

 

 

Recrudece la represión en Venezuela y la tiranía se quita la careta ante el mundo. En la última semana, hemos visto como la dictadura ha ejercido arbitraria y desproporcionadamente el uso de la fuerza (de la cual tiene el monopolio), sin temer de ninguna manera las consecuencias que ello podría tener. Todo parece indicar que el agravamiento de la crisis es voluntaria y conscientemente provocada por el Gobierno. Es decir, en el Gobierno quieren que esta crisis continúe y se empeore.

 

A pesar de que el nivel académico de Maduro es bastante escaso, en el Gobierno hay suficiente gente inteligente que sabe lo que hace, por lo que las acciones arbitrarias de represión y persecución no son provocadas al azar, sino previamente analizadas y meditadas, buscando unos fines específicos.

 

Chávez dijo varias veces (siguiendo un supuesto proverbio chino) que las crisis él las consideraba oportunidades. De hecho, en el año 2004, cuando rindió su respectiva memoria y cuenta ante la Asamblea Nacional, él mismo reconoció que había provocado la crisis de PDVSA y de abril de 2002. No debería sorprendernos que los estrategas del gobierno estén provocando conscientemente esta crisis, buscando una oportunidad, para lograr algunos de sus objetivos desCabellados.

 

Ahora bien, si las crisis son oportunidades, no cabe duda de que para la democracia y la libertad de los venezolanos esta crisis también representa una tremenda oportunidad, un momento histórico fundamental para salir de esta tiranía absolutista y superar el desastre en el que el Gobierno ha metido al País desde hace 15 años. Después de todo, la guerra de la independencia también fue una crisis, por ejemplo. Todos los pueblos que a lo largo de la historia han logrado liberarse de regímenes tiránicos han pasado previamente por momentos críticos de suma dificultad.

 

Lo importante entonces, y lo que nos debe de llamar a la reflexión, es cómo convertimos esta oportunidad en un éxito definitivo. A esa reflexión están llamados, en primer lugar y de manera protagónica, los estudiantes, quienes han sido los líderes, los protagonistas y los héroes de esta gesta de dignidad republicana. Igualmente, sobre ello debe reflexionar también la sociedad civil que acompaña a los estudiantes y todos aquellos ciudadanos que, sin cursar programas universitarios, se encuentran en la calle manifestando su descontento. Así mismo, es fundamental que todos los líderes de la oposición*, de manera sensata, madura y responsable, sin improvisaciones ni aspiraciones egoístas, se sienten a meditar y a planificar, de manera estratégica, sobre cuáles son los medios ideales y absolutamente efectivos para lograr ese fin que tanto anhelamos y necesitamos: la independencia y libertad de Venezuela. (*Cuando hablo de oposición hablo de la oposición verdadera, no de la que coquetea con el régimen).

 

Ya sabemos que por el camino regular y pasivo no vamos a sacar a la tiranía. Es decir, ya sabemos que el CNE y el TSJ son absolutamente controlados por el régimen dictatorial. Por lo tanto, ni yendo a elecciones, ni metiendo recursos judiciales (demandas), vamos a lograr ponerle un parado al abuso del poder tiránico.

 

Así mismo, también sabemos que no contamos con el monopolio de la violencia. Y sabemos que el que tiene ese monopolio a su disposición es el régimen. Tanto la fuerza pública oficial (Fuerza Armada y cuerpos policiales), como la irregular (paramilitares, grupos armados, colectivos, etc.), están absolutamente controladas y al servicio de la dictadura comunista.

 

En este mes y medio de protestas hemos alcanzado éxitos y logros fundamentales, eso sí: a un costo lamentable (muertos, torturados, detenidos, reprimidos y perseguidos). Ahora bien, ¿cómo hemos alcanzado eso? La respuesta es sencilla: calle y gente, calle y gente y más calle y más gente. Nos hemos dado cuenta de que ese es el camino para lograr la meta de la libertad.

 

Es por ello que los protagonistas y participantes en esta crisis, en el bando de la libertad y de la democracia, deben destinar sus esfuerzos para seguir ampliando ese camino de más calle y más gente. Tenemos que sumar a más y más personas a nuestra causa y que esa sumatoria se vea reflejada en la calle, que sea una verdad a gritos que no pueda ser ignorada por nadie, ni dentro ni fuera de Venezuela.

 

Que la impresión de ver a la gente en la calle sea tan impactante que ni Maduro, ni Diosdado, ni la Guardia Nacional, ni los paramilitares, ni el mundo entero tengan dudas de que en Venezuela la inmensa mayoría el pueblo demanda un cambio inmediato de régimen y la salida definitiva de esa tiranía que nos desgobierna.

 

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