Amanecimos pobres elevado a la X

Por Daniel González

@GonzalezGDaniel

 

 

 

La megadevaluación llegó entre protestas, allanamiento de la inmunidad parlamentaria a una diputada y la encarcelación de algunos alcaldes opositores. Cuando los venezolanos pensábamos que las cosas no podían ir a peor, nos equivocamos. El SICAD II inició operaciones el lunes 24 de marzo y al final de la tarde el Banco Central de Venezuela informaba que oficialmente éramos más pobres y dueños de bolívares que no valen nada. El tipo de cambio ponderado del SICAD II se ubicó en 51,86 bolívares por dólar al culminar la jornada del martes. Así, el gobierno reconoció sin decirlo, su fracaso “galáctico” en materia económica. Porque una devaluación sirve principalmente para “corregir” desequilibrios y en este caso, los desequilibrios propiciados por un gobierno irresponsable.

 

Los problemas con el dólar se acentuaron cuando el difunto presidente Chávez ordenó el cierre de las casas de bolsa en 2010, previa acusación de que estas y sus directores eran los culpables del debilitamiento del bolívar frente al dólar. Lo cierto es que desde ese momento, el valor del dólar se disparó en el mercado negro al punto de casi llegar a los 100 Bs/$ en 2014. Con un mercado cambiario restringido y una demanda que de largo superaba a la oferta, no podía esperarse otra cosa y el SICAD II se inauguró a una tasa promedio más cercana a la del dólar cuya cotización pública era ilegal, que a la del dólar artificial y de juguete que estableció el gobierno.

 

Como es típico del gobierno de Nicolás Maduro, los culpables de esta devaluación deben ser los opositores, el imperio y la guerra económica que estos tienen orquestada contra el país. Sin embargo, la Constitución Nacional es más que clara respecto a las responsabilidades económicas. La Carta Magna establece en el artículo 320 que el “Estado debe promover y defender la estabilidad económica, evitar la vulnerabilidad de la economía y velar por la estabilidad monetaria y de precios”. Y hemos visto durante años como el gobierno ha fallado en esto. Hoy estamos con un bolívar devaluado no por culpa de Leopoldo López, o de Henrique Capriles y mucho menos de María Corina; tampoco es culpa de Lorenzo Mendoza. Los únicos culpables son los representantes de un gobierno que se ha dedicado a destruir por completo la economía nacional y que nada más en materia de inflación o crecimiento ostenta cifras nada alentadoras.

 

 

 

Lo que muchos no entienden es que se hace necesario cambiar el rumbo de las decisiones económicas. No podemos seguir pretendiendo un modelo que no funciona ni va a funcionar, porque sólo una cosa es cierta si este modelo continúa. Siempre tendremos una devaluación golpeándonos el rostro. Siempre estará allí, a la vuelta de la esquina, esperándonos para hacernos más miserables y esto es así porque los desequilibrios seguirán existiendo. Giordani, por ejemplo, debería desaparecer y si tuviera un poco de vergüenza el mismo renunciaría y no daría la cara nunca más. Ese señor es uno de los culpables de estar hoy como estamos. Porque hoy amanecimos aterrados por el porcentaje en que subrepticiamente devaluaron al bolívar, pero ese señor no es solo responsable de eso. Es también responsable de que hoy no consigamos desodorante, pasta de dientes ni jabón de tocador. Es la cara más visible de un modelo que como lo ha hecho en otras partes, fracasó y seguirá fracasando. Porque una cosa debe tenerse clara. Un modelo económico exitoso se traduce en bienestar para la sociedad en la que opera. Nadie puede venir a decir que esto ha sido exitoso cuando los venezolanos hacen colas para comprar las cosas más básicas o cuando un día se acuesta pobre y al despertar al día siguiente amanece pobre elevado a la equis, con equis tendiendo a infinito.

 

Los efectos de este golpe lo viviremos todos. No es posible que alguien escape y menos los más pobres, el eterno lado débil de la cuerda. Las eternas víctimas, esas por las que algunos dicen que hacen todo. Es precisamente a esas personas a quienes debe llegar el discurso de que este modelo se agotó, de lo contrario, seguiremos viendo más y más devaluaciones. Más y más pobreza. Pero mientras eso pasa, aquí estamos, amoldándonos al SICAD II y tal vez, si no se cambia el rumbo de las políticas, esperando el SICAD III y el IV y así.

 

(Visited 76 times, 1 visits today)

Guayoyo en Letras