El Comandante…El Duce y El Führer

Por José Manuel Rebolledo Velasco

@Josem07

 

 

 

“La inteligencia se ha rebajado

hasta hacerse la sirvienta del odio y de la opresión.”

-Albert Camus

 

“Al duce o al führer,

ya no sólo se le entrega la representación de la soberanía,

sino se le hipoteca la libertad.”

-Mariano Picón Salas

 

Inherente al ser humano, revolucionarios y extremistas a lo largo de la historia han buscado por todos los medios hipotecarla. ¿Podríamos imaginar un espacio en el planeta, en el cual fuésemos concebidos sin ella?. Aquello que tácitamente se nos es otorgado en el nacimiento. Peligrosa y apasionante, a la misma vez. Aquella de la cual el Socialismo del siglo XXI nos ha despojado, a todos por igual, sin importar el color de la camisa, sin ideal que valga. Al sol de hoy, en territorio venezolano (entre otros), se desata una lucha en busca de retomar… La libertad.

 

Desde hace siglos, en distintos rincones del mundo, opresores (por no llamarlos gobernantes) han dispuesto, de una u otra forma, de la libertad de sus ciudadanos. Por el pueblo, en él justifican sus acciones, discurso bastante trillado. Mussolini en su época, “A noi!” (A nosotros) exclamaba, y con ello justificaba acciones que acabaron con todo aquello que se opusiera a su ideal, coartó la libertad de aquellos que pensaran distinto. Pionero del fascismo, palabra que tanto pregonan los oficialistas venezolanos, de manera equívoca cabe destacar, puesto que sin duda el fascismo se encuentra en su modus operandi diario, no en acciones de la oposición (u oposiciones) a su gobierno.

           

Citó al otrora Ministro de Justicia de Adolf Hitler, nuestro paisano, Mariano Picón Salas en Regreso de tres mundos (Un hombre en su generación): “Antes teníamos el hábito de decir qué es esto: ¿justo o injusto? Hoy la pregunta tiene que formularse de otra manera: ¿qué es lo que diría nuestro Führer?”. Hitler, sin lugar a dudas, gran experto en el área, acabó con la libertad de millones en busca de un objetivo egoísta. Y dejo ese legado antes mencionado, bien parecido al que hoy sufrimos los venezolanos. Puesto que para meter preso a un líder político, dos alcaldes, numerosos estudiantes, y la lista continúa, no se tomó en cuenta la justicia o la ley romana, fue más importante acotar lo que haría en vida el comandante eterno. (¡Vaya, gobiernan los muertos!)

 

A modo de metástasis, se esparce este mal por distintos países del mundo, y al parecer tampoco tiene cura finiquita, quizá temporal. Pues ese fue el legado que nos dejo El Comandante, parecido al de “opresores” que han formado parte de la historia, siguiendo una misma línea, despojaron al venezolano de su libertad. No será necesario que construyan cárceles para todos los venezolanos, como a ratos exclaman líderes opositores, puesto que sin necesidad de encontrarnos en una celda, cada uno de nosotros ha sido coartado de libertad de manera autoritaria. Por un lado, ciudadanos acorralados por ejercer su derecho a la protesta pacífica, por tanto descontento actual. Por otro lado, oficialistas, “colectivos” armados, que gozan de libertinaje entre tanta impunidad. De uno u otro bando, se sufre el mismo mal, seres humanos sin libertad.

 

Es menester no olvidar, el simple objetivo de una “Revolución”, término tantas veces enarbolado por el actual gobierno, esta se basa en imponer los ideales de un proceso político-social a costa de la misericordiosa libertad de los ciudadanos que le cedieron el poder. Jamás claudicará, siendo interminable, la lucha por la autonomía del ser humano y la resistencia a la opresión en el mundo. La mayor crisis que sufre el pueblo venezolano hoy, no es más que el rechazo a una desatada opresión llevada a cabo por un grupo autoritario en el poder contra los ciudadanos, replicando hechos de antecesores (errados) de la historia universal. En efecto, es vital encontrar puntos de encuentro entre tanta incongruencia. Debemos considerar al sentarse en una mesa de diálogo, con sacrificios ineludibles de parte y parte, fijar como punto principal en agenda la necesidad e importancia de reconquistar la libertad. Acertó con sus palabras, aún en vigencia, Picón Salas: “¡Qué grave y espuria una libertad que se nos diera o limitara por decreto del Estado!”.

           

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