Lamentable influencia

Por Valentina Issa

@valen_issa

 

 

 

Algunas notas sobre la presencia de Maduro entre los #TIME100

 

“El poder es como un explosivo: o se maneja con cuidado, o estalla.” Enrique Tierno Galván

 

Ciertamente, hemos estado bajo la influencia nefasta de un grupete enfermo de poder, adicto al billete, e inepto para el ejercicio de la función pública durante 15 años. Y han sido influyentes porque sus decisiones y omisiones han tenido –y siguen teniendo- efectos sobre nuestras vidas. El error está en atribuirle al adjetivo “influyente” un valor y una virtud que no tiene en todos los casos. No todas las influencias son virtuosas, y la inclusión del señor Maduro en la notoria lista de las 100 personas más influyentes de 2014 de la revista Time, no es precisamente un piropo. No en vano ha sido más que discreto el cacareo del tema, ni hemos visto a Maduro haciendo gala en público del “reconocimiento”, aunque la interpretación del SIBCI y de otros medios oficiales del texto en inglés que justifica la designación haya sido una alegre y parcializada “versión libre”.

 

Lo cierto es que tanto del texto que acompaña a la foto de Maduro, como de la explicación de los criterios de selección y pertenencia de los miembros de la lista que hace la revista, se desprende con claridad que su presencia allí y la de otros personajes de perfil similar como Vladimir Putin y Kim Jong Un, no los equipara a otros, que también pertenecen a la lista, en grandeza, mérito ni utilidad de la huella que dejan en el mundo. De entrada es un verdadero shock descubrir que de América Latina sólo 2 personas integran la lista de los 100 más influyentes: Michelle Bachelet y Nicolás Maduro, pero las diferencias entre ellos no pueden ser más abismales.

 

Mientras una destaca por un camino de liderazgo construido con sus propias manos, y se erige como representante de los derechos de la mujer con un estilo de gobierno cercano y gentil, pero a la vez firme y decidido, el otro destaca por estar al frente de un poder heredado pero sin el agarre de su predecesor, y por tener dificultades para lidiar con una “letanía de males” que le espantan la popularidad, como la inflación desorbitada y la escasez de alimentos. En el caso de la Bachelet su influencia radica en ser una figura a la que todos quieren escuchar cada vez que tenga algo que decir. La de Maduro radica en ser el presidente nominal de un país del que muchos otros dependen para el acceso a petróleo barato, y para la fluidez de la actividad comercial en el hemisferio, y en ostentar por la vía de la fuerza y la conveniencia personal de algunos el control de los poderes públicos y del poder, y, tristemente, la posibilidad de conducirnos a todos por el despeñadero.

 

Su influencia está bloqueada por incapacidad, por intereses de dominio e imposición de modelos fracasados, y por las órdenes y designios de náufragos que buscan surgir a costa de nosotros sin admitir que su proceder ha sido un gran fraude en la historia. Qué triste es tener influencia en términos tan lamentables, y que tantos estemos expuestos a padecerla.

 

A pesar de eso, sí quiero replicar a la afirmación que hace el autor del texto que explica la influencia de Maduro y su presencia en la lista, Nikhil Kumar, sobre que es “el hombre que sostiene el futuro de Venezuela”. El futuro de Venezuela depende cada vez menos de su gobierno y cada día es más auto-colocado sobre los hombros de sus ciudadanos que no estamos dispuestos a entregarlo. Sí nos tocará reparar el gran daño y deterioro de este capítulo oscuro y encarar las consecuencias, por ejemplo, de haber sido hipotecados a los chinos y otros acreedores que le dieron dinero al gobierno –que ya se gastó- a cambio de petróleo presente y futuro. Ya veremos cómo solucionamos, pero el futuro no les pertenece.

 

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