Los Bárbaros del Poder

Por L.J.Tang

 

 

 

El Bolchevismo no ha muerto. Cómo puede estarlo cuando una de sus manifestaciones más tristes y lamentables la encontramos entronada en el Poder.

 

Verán, el salvajismo era una característica fundamental del Bolchevismo en acción, a eso por supuesto tenemos que sumarle las quimeras con las cuales alimentaban sus pensamientos existencialistas en su deseo por darle sentido a vidas carentes del mismo. El desconocimiento de las necesidades que la población requería para su avance, y por extensión, del bienestar del individuo, era una característica clásica. La defenestración de la vida del hombre, dado estos anhelos inconscientes de autodestrucción, compone igualmente un matiz preponderante en la mentalidad degenerada del bolchevique común, y que es extrapolada por supuesto a las manifestaciones nacionales que tenemos del mismo. Basta ver el comportamiento soez y risible de los líderes públicos de la Revolución para darnos cuenta que los montaraces de las estepas euroasiáticas han encarnado nuevamente, con el fin de brindarle a este país la misma destrucción y caos que en su momento sus contrapartes soviéticas llevaron no solo a Rusia sino a gran parte de Europa.

 

Perdonad, estimado lector, mi desnuda sinceridad. No soy un individuo que crea en los correctivismos políticos. La ignorancia y barbarie tiene pocos sinónimos que me complazcan tanto como estupidez y salvajismo, por lo menos en lo que respecta a estos “Untersmenschen”, para usar una palabra nietzscheana que les queda mucho más a la medida que “Hombres Nuevos”. No pienso tampoco edulcorar a quienes solo han traído amargura y acidez a nuestras vidas.  

 

Si la Aristocracia, en su más alta presentación, es el gobierno de los mejores, nosotros nos encontramos en una desviación de la misma que el propio Aristóteles sería incapaz de clasificar. Tal vez el término Oligarquía, tan preferido por nuestros bolcheviques tropicales, pudiese ser aplicado en tal caso. Seria incluso romántico, aunque trillado. Aun así sigo prefiriendo al “Salvajismo” como clasificación; desnudo, directo, y muy adecuado.

 

Estos hombres, y mujeres por eso de la inclusión, no han sido nunca domesticados por aquello que debe ser el amo absoluto de los hombres: La razón. Eso los ha empujado en primera instancia a creer en fantasías políticas e ideológicas destinadas al más estruendoso fracaso. Cual caballos silvestres corren sin control alguno, victimas de sus propias emociones, sin rumbo ni elevado propósito más que aquel dictado por la pasión del momento. El que no han sido cultivados es más que claro. Ellos, quienes parecieran no haber sido imbuidos por la luz del conocimiento, ni formados bajo las leyes de la civilidad y la decencia.

 

No amigos míos, el Bolchevismo no ha muerto, y cada día lo miro en las sesiones de la Asamblea Nacional, cuando intento escuchar diálogos infructuosos y estériles, en las interminables cadenas, cuando salgo a la calle y el temor a la delincuencia, desatada e incentivada desde las esferas del poder, inunda mí ser. Esta aquí, ha tocado a nuestra puerta y lo dejamos pasar. Es tiempo de que estos barbaros regresen de vuelta a los Urales, de donde nunca debieron salir.

 

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