Un Dios genocida

Por Jorge Flores Riofrio

@floresriofrio

 

 

 

Si en los tiempos bíblicos hubiese existido la Corte Internacional de Justicia, el Convenio de Ginebra y las leyes sobre lesa humanidad, un Rey como David o el general Josué de Israel, hubiesen sido juzgados y sentenciados a pagar una condena como genocidas, puesto que los relatos bíblicos cuentan, como estos hombres quienes gobernaban el pueblo de Dios, iniciaron campañas militares, en donde exterminaron naciones enteras, casi con la misma pasión de Hitler, pero que a diferencia del dictador alemán, ellos lo hacían en nombre y obedeciendo a Dios, el mismo Dios, que hoy los cristianos llamamos como uno que está lleno de amor. ¡Qué contradicción!

 

Desde la perspectiva humana, las acciones exterminadoras que Israel emprendió contra otros pueblos en el nombre de Dios, no tienen justificación, pues si condenamos el holocausto nazi y las matanzas étnicas en Ruanda ¿Cómo dejar de señalar a Dios como a un genocida? Sin embargo debemos escuchar en nuestro juicio al señalado, para que demos la sentencia personal sobre sus acciones (aun si no crees en su existencia) y tengamos fundamento para aceptar o no su moral.

 

Mucho se ha escrito sobre el punto de vista humano sobre Dios, de cómo lo interpretamos y de cómo esas interpretaciones (aun las que afirman que no existe) determinan la manera en que asumimos la vida, sin embargo, si Dios existe, ¿no se han preguntado cuál es su punto de vista sobre las cosas? ¿Como el observa la sociedad y las injusticias que ocurren en la tierra? Pues entremos un poco en la subjetividad divina, para ampliar nuestra mirada sobre el cristianismo y los credos que lo fundamentan.

 

Según la biblia, Dios creó todas las cosas, incluyendo al ser humano, quien es la cúspide de la creación, su obra más preciada e importante, con quien deseaba tener una perfecta relación de amor, pero para que existiera amor, tenía que haber libertad, no podía ser algo automático, su creación necesitaba tener la capacidad de escoger estar con Él o no estarlo ¿Cómo podía haber amor sin libertad? Sin embargo al ser Dios la vida, estar lejos de Él significaba perderla, no porque fuese un castigo, sino porque su esencia, la vitalidad de su eternidad, era lo único que mantenía al hombre y a la mujer, libres realmente de la muerte, pero tentados por quien era enemigo de su creador, tomaron la decisión de vivir independientes a Dios, rechazando todo lo que se les había ofrecido, prefirieron su propia voluntad, se rebelaron a quien les había dado todo, creyendo que ellos mismos eran Dios. La consecuencia para el humano, fue separarse de quien les hizo, lo cual es lo mismo que morir, ya no estaban conectados a la esencia eterna.

 

Al vivir por sí mismos y para sí mismos, al permanecer en rebelión, comportándose de maneras que no le agradan a Dios, porque no fueron diseñadas por Él ni para Él, el humano se declaro en enemistad con su creador, la forma en que decidió actuar (homicidios, envidias, fornicaciones, entre otras cosas) hirieron el corazón de Dios, al fin y al cabo Él los había creado y le humillaban viviendo de una manera que le desagradaba, sin tomarlo en cuenta, sin prestarle atención ¿No han sentido ustedes dolor al ver como alguien que aman les hiere y les traiciona? Pues el Creador de todo, también siente, pues nos creó a su imagen y semejanza, lo cual significa, que tiene emociones profundas y complejas como nosotros.

 

El humano se perdió en su maldad, toda cosa alejada de Dios, sin embargo, el amor de quien había creado una especie tan única, era más grande que la maldad de su creación, así que decidió hacer algo, iniciaría un pueblo desde las arenas de Palestina, lo levantaría y lo formaría, sería una nación diferente, la cual defendería y bendeciría, mientras el resto del mundo, seguirían siendo sus enemigos. Ese pueblo fue Israel, una nación menospreciada, la cual duró 400 años siendo esclava en Egipto, pero que fue escogida para avergonzar el orgullo humano. El plan de salvación para la humanidad, vendría por medio de este pueblo de esclavos, llegó a lo que hoy conocemos como Palestina y venció naciones más grandes, ejércitos más preparados, con mejores armas, estableciéndose allí, hasta hoy en día, cuatro mil años después.

 

Todas las naciones estaban en su contra, les había creado y le habían dado la espalda y cuando levanto un pueblo de la nada, las naciones que aborrecía, se levantaron para destruirle, siendo Dios, siendo el Creador, ¿Tenía que ser compasivo con la humanidad? Él está en una dimensión por encima a la nuestra, este es su planeta, su creación, su diseño.

 

La biblia afirma que Dios es justo y como Señor de todo lo que habita la Tierra, sentenció que la paga del pecado es la muerte, así que en lo espiritual, todos los humanos estábamos muertos, heredamos esa condición de Adam y Eva, permanecimos intentando ser como Dios en poder, siendo independientes a su voluntad, dañamos su creación y maldijimos su nombre ¿Cómo mostrarnos amor así? Hasta el mismo pueblo que formó, muchas veces como una infiel en la cama de otro, fornicó con otros dioses, con otras culturas diferentes, pues la idolatría para Él es igual al adulterio, su pueblo era como su esposa y está, le traicionó con sus enemigos. Un Dios justo, no podía permitir que la maldad siguiera reinando en el mundo.

 

Ya había escogido una nación, solo amaría una, así que todas las demás no eran tomadas en cuenta en su gracia, si no estaban dispuestas arrepentirse y a tomar un camino acorde a su voluntad, tarde o temprano serían juzgadas, y si alguna de estas atentaba de alguna manera contra su pueblo santo y su relación con Él, no dudaría en eliminarlas por completo.

 

¿El Dios cristiano es un genocida? Claro que si, “Fuego consumidor” es una de las maneras como se le llama en la biblia, exterminó naciones con un celo increíble y sin compasión, en su justicia, cualquiera que vive menospreciando su naturaleza debe morir, El es Dios, hizo al mundo, puso las reglas del juego, no puede contradecirse, la paga del pecado es la muerte y todos hemos pecado, hemos actuado como sus enemigos, según su palabra, merecemos que caiga sobre nuestras cabezas todo el peso de su ira ¿Cómo podemos entonces estar en paz con Él? ¿Por qué abríamos de acercarnos a un ser tan estricto y celoso?

 

“Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. El que cree en él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios. Ésta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió las tinieblas a la luz, porque sus hechos eran perversos. Pues todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no se acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto. En cambio, el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea claramente que ha hecho sus obras en obediencia a Dios.” Juan 3: 16 al 21

 

El mismo Dios capaz de hacer cumplir su ley a toda costa, fue capaz de hacerla efectuar sobre sí mismo, para que nosotros tuviéramos la oportunidad, de volver a tener una relación de intimidad con Él. Al haber caído toda su ira sobre sí en un madero, es lo que me afirma la grandeza de su amor.

 

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