La lucha por el respeto de nuestra libertad continúa

Por Lilian Lucena

@LilianLucenaR

 

 

 

Vamos a unirnos al Congreso Ciudadano

 

Hace 7 meses, alrededor del mes de enero, me encontraba con dos compañeros en un cafetín de mi universidad. Entre cafés, alguna merienda y la típica brisa que corre por los pasillos de la UCV, conversábamos sobre la situación del país. Entre dos miradas que parecían estar enfocadas al infinito y otra que con resignación observaba el café, nos encontrábamos abstraídos pensando si valía la pena quedarse o no. Rodeados, pues, de una economía inestable con unos precios que cada día se elevan más y dejan a un lado el ahorro; una ciudad cada vez más violenta; una guerra constante en contra de las empresas que nos surten productos y una democracia ficticia que en nada garantiza las condiciones para la alternabilidad de los candidatos y el respeto de la Ley, no nos parecía éste el mejor escenario para planificar una vida.

 

Todo ello y más, aunado a la terrible aprehensión de los estudiantes tachirenses, nos motivó, a nosotros, a tomar las calles unos días después, aquél 12 de febrero en Caracas, tras el llamado a La Salida. Recuerdo estar casi al inicio de la marcha y, al voltear, ver una marea gigante que parecía no tener fin, de personas indignadas como yo, de personas con las mismas preocupaciones y asfixiadas de los controles y las pésimas decisiones gubernamentales.

 

Lo que pasó después, todos lo sabemos. El régimen actuó como lo que es, como aquel que no tiene control y se lleva por delante todo lo que le contraríe. En un par de meses de protestas, dejaron si vida a decenas de venezolanos, destituyeron arbitrariamente y dejaron encarcelados a alcaldes opositores, privaron de libertad a Leopoldo López, quitaron de su cargo en la Asamblea Nacional a María Corina Machado, detuvieron e hirieron a miles. Todo ello para callar a la gran multitud de venezolanos que a nivel nacional demandaban un CAMBIO DE GOBIERNO, UN CAMBIO DE MODELO POLÍTICO Y ECONÓMICO.

Seis meses después de aquél surgimiento de millones de voces que gritaban Libertad en todo el territorio nacional y fuera de nuestras fronteras, la pregunta es ¿la lucha por un cambio político terminó? ¡Para nada! Continúa y ésta vez con una mayor organización.

 

Para esto, el 12 de agosto, ciudadanos y distintas organizaciones políticas y sociales se congregaron en un primer encuentro en el anfiteatro de El Hatillo para dar inicio a una nueva etapa de lucha para la reconstrucción nacional a través de lo que será el Congreso Ciudadano.

 

Esta etapa estará llena de cientos de asambleas que se llevarán a cabo en todos los municipios del país, donde cada uno de nosotros, en forma individual o mediante nuestra organización, podrá expresar no sólo su descontento ante la situación actual sino su opinión sobre la Venezuela que quiere, para de allí partir hacia un modelo de país, donde juntos, luchemos para su construcción.

 

Convicción y organización son dos conceptos que tenemos que tener claros para ver a la ciudadanía unida. El cambio se puede lograr. Venezuela lo quiere. Querer es poder.

 

Con las distintas asambleas construiremos una visión compartida de país. La defensa de la vida, libertad, propiedad y dignidad que cada día se nos menoscaba y viola, nos unen. Este es el momento para que manifestemos que este país lo construye su gente. Son muchos los venezolanos con ganas de trabajar y salir adelante, son muchos los venezolanos con un talento increíble y una fortaleza envidiable. Son muchos los venezolanos que quieren ser medidos por su capacidad y no por el color de su camisa. Son muchos los venezolanos que quieren ejercer su profesión en paz, con la seguridad de que su ingreso no se devaluará, con la seguridad de que sus bienes no serán robados, con la seguridad que podrán ahorrar y mejorar la calidad de su vida, con la seguridad que alguien no les quitará su vida.

 

Son muchos los que entienden que esto no es democracia y que el fin del grupo que está manejando al Estado es hacerse ricos a costa de nuestro dinero y quitarnos cada día nuestra libertad, entiéndase la de expresión, asociación, elección, entre otras, nuestras expectativas de crecer, para mantenernos sumisos ante el declive que cada día vive el país.

 

Es por esto y más que debemos encontrarnos en las asambleas, porque la soberanía reside en nosotros y juntos podemos buscar la forma para salir de esto y construir un modelo de país donde lo que pasamos estos 15 años no vuelva a ocurrir más.

La base hace la nación y desde este momento vamos a dar ejemplo de ello. Hoy le digo a esos dos compañeros con los que conversé en enero: no podemos aceptar que el talento de toda una generación se desperdicie o cruce las fronteras por las pésimas decisiones de un grupo. Vamos a ejercer nuestro derecho a la participación ciudadana. Vamos, pues, a tomar las riendas de nuestro futuro. Unámonos todos al Congreso Ciudadano.

 

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