¿Parlamentarias 2015 con la misma Ley?

Por Carlos Reverón Boulton

@creveronb

 

 

 

Escribimos el presente artículo, no como expertos en política, sino desde nuestra perspectiva como ciudadanos que queremos un cambio y que a veces cuestionamos las formas para lograrlo por parte de los representantes de la oposición.

 

Aplaudimos la reciente designación unitaria de Jesús “Chúo” Torrealba como Secretario Ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática. También celebramos que se haya anunciado que se realizarán acciones de protesta y movilizaciones de manera inmediata (como por ejemplo la que en un principio fue convocada para el 04 de octubre), así como un trabajo articulado desde ahora para las futuras elecciones parlamentarias del año 2015, adminiculando así la protesta con la vía democrática electoral; nuestras únicas armas democráticas para lograr un cambio. Pero precisamente es sobre esas elecciones que queremos referirnos.

 

Al hablarse de las próximas parlamentarias, hay una doble tarea pendiente por parte de nuestros actuales Diputados, la primera, es el nombramiento de nuevas autoridades en el Consejo Nacional Electoral; la segunda, reformar la inconstitucional Ley Orgánica de Procesos Electorales (publicada en la Gaceta Oficial Extraordinario Nº 5.928 del 12 de agosto de 2009). Decimos que la referida Ley es inconstitucional puesto que viola el principio de personalización del sufragio y el de la representación proporcional, ambos contemplados en los artículos 63 y 186 de nuestra Constitución.

 

El principio de personalización exige que los Diputados sean electos nominalmente, esto es, conociendo de antemano el nombre y el apellido del Diputado a elegir. Mientras que según la proporcionalidad, el porcentaje de votantes que tenga un partido determinado se reflejará en un porcentaje igual en la conformación total de la Asamblea Nacional (% de votos = % de Diputados).

 

La Ley distorsiona y desconoce estos principios desde que el artículo 8 de la LOPE establece que “en ningún caso, la elección nominal incidirá en la elección proporcional mediante listas”, por lo que los Diputados electos del partido mayoritario aumentarán y los de los minoritarios disminuirán. De ese modo, un partido ganador con 45% de votos puede lograr obtener hasta un 80% de los Diputados, violándose de manera flagrante la proporcionalidad.

 

Bien es sabido que conforme a este Sistema Electoral cuando el número de Diputados a elegir sea igual o mayor a 10, se elegirán 3 cargos por lista (art. 14); mientras que cuando el número de Diputados sea igual o menor a 9, se elegirán 2 cargos por lista (art. 15), por lo que el resto se elegirán en circunscripciones nominales, de ese modo los resultados serán parcialmente nominales y parcialmente proporcionales.

 

Proponer que se reforme la LOPE, no es por un mero ejercicio de retórica o de defensa a ultranza a los principios y postulados contemplados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Con ello se quiere evitar que se repitan resultados similares a las elecciones parlamentarias del año 2010, en donde el Partido Socialista Unido de Venezuela con 5.423.324 votos, obtuvo 98 escaños (59,39%); mientras que la Mesa de la Unidad Democrática con 5.320.364 votos, obtuvo 65 Diputados (39,39%), es decir, con una virtual paridad de votos, existe una diferencia abismal de escaños, razón por la cual consideramos que la agenda de la MUD debe tener como prioridad la modificación de esa Ley si quiere motivar de manera seria al electorado para acudir a esas parlamentarias.

 

La reforma de la Ley permitirá que por primera vez la oposición capitalice el creciente descontento del electorado oficialista, pudiendo desde la Asamblea Nacional y desde una mayoría, propiciar el tan anhelado cambio, proponiendo leyes que nos lleven al prometido progreso y de reformar o revocar aquéllas leyes que nos hunden en la miseria, como por ejemplo la reciente Ley Orgánica de Precios Justos.

 

En conclusión, si aprecian la inteligencia del electorado y de verdad quieren modificar la realidad venezolana desde la Asamblea Nacional, las próximas elecciones parlamentarias deben estar casi supeditadas a la reforma de esa Ley. Eso sí, sin nunca caer en el error de no presentarnos a esas elecciones, puesto que la democracia se recupera democráticamente.

 

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