El Presidente colombiano de Venezuela

Por Jimeno Hernández

@jjmhd

 

 

 

El nuevo Presidente de la Republica no es venezolano, es colombiano porque nació en Cúcuta. Eso dice la gente y la frase se repite una y otra vez entre los callejones de la Caracas Parisina que ha construido Guzmán. Corre el año 1898 y el General Ignacio Andrade, candidato impuesto por Joaquín Crespo, ha resultado vencedor en unos comicios que muchos califican de fraudulentos, pero no existe acción legal posible o manera pacífica de revertir el resultado de los comicios.

 

José Manuel “El Mocho” Hernández se encuentra en prisión por pecar de candidato perdedor y zarandea en su marmita una rebelión que hierve y burbujea. Mientras él se encuentre confinado al calabozo la oposición debe ser pacífica y por ello la primera fila de batalla debe ser la prensa.

 

Entre las páginas de periódicos como “El Liberal”, “El Monitor Liberal” y “El criterio Nacional” aparecen columnas alborotadoras. Estas advierten al lector que el General Andrade creció conservador y que no puede ser liberal pues árbol que nace torcido jamás su tronco endereza. Los escritores radicales no se detienen en resaltar su fama de godo y afirman que el nuevo Presidente es más colombiano que venezolano pues nació en Cúcuta el 31 de Julio de 1839.

 

Los partidarios del General Ignacio Andrade no demoran en publicar la historia de su padre con la intención de contrarrestar el peso de la acusación. Cuentan que el recién electo es hijo de un General del Ejercito Libertador llamado Escolástico Andrade, un joven que se incorporó a las filas patriotas en 1820 y después de la victoria en Carabobo, siguió a Bolívar por la Nueva Granada, Quito y La Paz. Que fue héroe de Junín y Ayacucho y el único testigo de las conversaciones sostenidas en la reunión entre el Libertador y San Martín en Guayaquil. Que sirvió en la Nueva Granada hasta la disolución de la Gran Colombia y era el edecán predilecto del Mariscal Antonio José de Sucre.

 

El asunto de la nacionalidad de Andrade caldea los ánimos y enciende las pasiones de la gente. La Constitución venezolana vigente no le niega la nacionalidad por haber nacido en territorio ajeno a los linderos de la Republica. El problema radica en que también es ciudadano colombiano según la Constitución Granadina y no existe declaración expresa de renuncia a esta.

 

La gente teme como fracaso el hecho que después que el llanero Crespo compusiera definitiva y decorosamente la cuestión de la Guayana, este periodo constitucional, cuya tarea principal es manejar el convenio fronterizo con Colombia, sea presidido por un ciudadano colombiano.

 

Es un golpe a la institucionalidad. Nada más peligroso para la soberanía nacional que un Presidente con dos patrias porque eso le confiere la posibilidad de arroparse con dos banderas.

 

El cronista Rosales Landaeta se convierte en la persona que se ocupa de disipar las llamas del conflicto. Este publica una copia de un pasaporte firmado en fecha 8 de Mayo de 1831 por el General José Manuel Pey como Ministro Secretario de Estado en el Despacho de Guerra y Marina de Colombia. El titular del pasaporte es el General Escolástico Andrade y es otorgado para su inmediato retorno a Venezuela. Agrega Rosales que Escolástico Andrade contrajo matrimonio en 1832 en Mérida con la entonces señorita Juana Troconis y por ello ninguno de sus hijos pudo haber nacido en la hermana República de Colombia.

 

Las revelaciones de Rosales Landaeta producen que dos testigos presten declaraciones juradas ante el tribunal. Uno es el Sr. Gabriel Picón, un octogenario que afirma haber conocido a Ignacio Andrade de cuna y la otra es María Ignacia Valero, una señora que dice haber su nodriza en Mérida.

 

El General Ignacio Andrade probó que no era colombiano.     

 

 

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