Doble riesgo de la Constituyente

Por Carlos Reverón

@creveronb

 

 

 

Desde el 27 de febrero, el partido Voluntad Popular ha venido promoviendo y recogiendo firmas para celebrar una posible Asamblea Nacional Constituyente producto de la cual se erigiría una nueva Constitución, aspecto sobre el cual observamos dos riesgos concretos que para la democracia pueden significar un retroceso en el camino ya andado durante estos 15 años. Al respecto, observamos lo siguiente:

 

En primer lugar, estaría el riesgo de desaparecer la cláusula del Estado democrático social de Derecho y de Justicia previsto en el artículo 2 constitucional, según el cual a parte de la declaratoria de un Estado democrático, éste tendría por fin prioritario el bienestar social y la realización de la justicia, manteniendo siempre el principio de legalidad propio de todo estado de derecho.

 

En sentido contrario, en las constituciones de Cuba, China y Corea del Norte, por ejemplo, se establece un Estado socialista con apelativos rimbombantes como que ese sistema representa los intereses de todo el pueblo; es de obreros y campesinos y demás trabajadores manuales e intelectuales.

 

De haber una mayoría de constituyentistas afectos al oficialismo, se corre el riesgo de que en Venezuela se instaure un Estado socialista tal y como se quiso hacer a través de la reforma que fue rechazada en el año 2007.

 

Cónsono con lo anterior, también se podría modificar el Régimen socioeconómico de la República que actualmente obedece a los principios de la libre competencia (libre mercado) en el que participan el Estado y la empresa privada, por lo que éste puede ser eliminado para consolidar el denominado orden económico socialista en el que solo participará el Estado.

 

En concreto, son múltiples las modificaciones que pueden realizarse para constitucionalizar un Estado (dictadura) socialista que -aunque ahora se viene ejerciendo más notoriamente de facto- haría que perdiéramos de un solo plumazo todas las libertades ciudadanas.

 

En segundo lugar, debe advertirse que producto de la Asamblea Nacional Constituyente de 1999 se produjeron las mega elecciones en las que se eligieron el presidente de la República, Diputados, Gobernadores y Alcaldes, entre otros, por lo que se podrían perder espacios que han costado conquistarse durante 15 años de lucha democrática.

 

De esa forma, se debe tomar en cuenta que las campañas electorales históricamente han sido desiguales, lo cual puede afectar gravemente a la oposición ante unas posibles elecciones generales, pues de llevarse a cabo una constituyente ya existe el precedente de celebrarse unas mega elecciones posteriores a ella, en las que podrían disminuir (como también aumentar) el número de representantes de cargos por elección popular.

 

De otra parte, es preciso indicar que no se ha difundido -al menos masivamente- cuál es el contenido real y concreto de la propuesta de llevarse a cabo una Asamblea Nacional Constituyente, es decir, se desconoce cuál es el contenido normativo que se pretende modificar y quiénes serían los constituyentistas que llevarían a cabo esa tarea, lo que hace vacío de contenido la referida propuesta.

 

En conclusión, aunada a la indeterminación de lo que consistiría la Asamblea Nacional Constituyente, se suman los riesgos de que se instaure un Estado Socialista de obtenerse mayoría de constituyentistas oficialistas, por una parte; y por la otra, la de perder espacios en cargos de elección popular en unas posibles elecciones generales que deberán llevarse a cabo luego de dictarse una posible nueva Constitución, según el precedente inmediato de las mega elecciones que se llevaron a cabo en el año 2000. Además a través de una Asamblea Nacional Constituyente no se resolverán los problemas inmediatos de la población como la inflación, inseguridad, escasez, deterioro moral y ética de la ciudadanía y los funcionarios públicos, entre otros.

 

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