Venezuela: leninismo, chavismo y el culto a la personalidad

Por Arturo Guillén

 

 

 

Vladimir Lenin criticó arduamente en “¿Qué Hacer?” al culto a la espontaneidad promulgada por dos periódicos de la época: Rab.Dielo y Rab.Mysl, ambos empecinados en defender las posturas “economistas”, “tradeunionista” y “bernstenianas”. La espontaneidad se refería a los movimientos obreros surgidos como una burbuja de oxígeno que emerge a la superficie desde las profundidades del agua, como una gran burbuja que pretende liberarse de la opresión del inmenso océano que la aplasta. Para comprenderlo de mejor manera: la burbuja es la clase obrera y el gigantesco mar la burguesía. Pues, ya a sabiendas de la concepción de los “espontáneo”, esa burbujita salida de la nada, casi que por arte de lo improvisado, despierta la inquietud de los de arriba y en cierta medida, en los de abajo. Para Lenin era indispensable que los intelectuales, los revolucionarios críticos y conscientes del problema que aquejaba al proletariado, fueran analizados, estudiados y tomados como una manifestación que, aunque fuera espontánea, merecía concientizarla.

 

“¿Qué Hacer?” es la obra de un Lenin que ansiaba preparar una revolución que removería a Rusia y al mundo de sus cimientos sistémicos, un movimiento político internacional. Para ello, la organización y estrategia del partido eran fundamentales. Por tanto, las protestas en conjunto del proletariado que nacían de manera espontánea había que organizarlas y adecuarlas a la ruta del partido Socialdemócrata Ruso; no verlas como meros sucesos que daban paso a nimias reformas económicas y nulas reformas políticas, sino como un problema consciente que acoplar y emprender un camino revolucionario con un partido organizado y bien constituido por delante.

 

Trazando un línea de parentesco al Caracazo de 1989, un movimiento que se puede considerar “espontáneo”, de la clase obrera en protesta a la dirigente y al posterior intento de golpe de estado del 93 y la llegada al poder de Chávez en el 98, se puede observar al espíritu leninista, aunque no bien concebido, como una niebla imperceptible en aquellos sucesos:

 

-El movimiento “espontáneo” del 89.

 

-Reacción planificada de un crítico del suceso “espontáneo” para la tentativa de golpe del 93.

 

-Nacimiento de un nuevo proceso político en Venezuela a partir del 99, de forma más sutil, y una gran reforma desde el 2002.

-Creación de un partido organizado y de un pensamiento uniforme lejos de la división de pensamiento entre los marxistas legales “tradeunionistas” y los socialdemócratas como Lenin. Hablo, por supuesto, del PSUV.

 

-El poder de la propaganda para “concientizar al proletariado del mal que le aqueja”: la cuarta república, la burguesía y el capitalismo salvaje.

 

-Lenin enfatizaba la importancia de un “agitador”, aquella persona que procese elementos teóricos complicados para la masa que no tiene tiempo para analizar fundamentos fuera de su rutina diaria del trabajo en la fábrica. La función de ese “agitador” sería el ofrecer discursos directos, que sacuda el sentimiento de lucha y sublevación en el obrero al percatarse del por qué de su opresión. En este caso Chávez fungió como “agitador” y líder de un movimiento, a la vez. Una dependencia nociva hacia la figura de una sola persona.

 

Fuera de los juicios de opinión acerca del chavismo en general, encontramos parte del aspecto teórico leninista en él: organización y estrategia política, más allá del ámbito de la lucha económica, para, en este caso, un proyecto “revolucionario”. Aunque en la actualidad se ve más fracturado internamente el partido del gobierno, abandonando, casi por completo, el aspecto leninista de un cambio profundo, no limitándose a bruscas reformas económicas, como lo vemos en el presente, y dedicándose casi exclusivamente al aparato propagandístico sin tener una teoría, método y sostenabilidad económica sólida que respalde las propagandas emitidas por el estado. Y en estos tiempos se hace notar que el culto y la dependencia hacia una persona, como Chávez, diluye un movimiento cuando ésta ya no se encuentra.

 

¿Qué pensaría Lenin si estuviera con vida y viera este surgimiento de un sistema basado, prácticamente, de un movimiento espontáneo que sólo ha hecho reformas que han perjudicado al proletariado y que dice ser un socialismo marxista-leninista por antonomasia?

 

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Guayoyo en Letras