Arte electrónica suena por el medio ambiente

Por Claudia Alizo

@ClaudiaAlizo
 

 

 

Con motivo de la próxima inauguración de la exposición electroestética_ambiental.ve, el Centro Cultural BOD, con el apoyo de la fundación Telefónica, presentó en sus espacios un concierto, de entrada libre, en el que el grupo de música barroca Continuo de Caracas, la agrupación de música venezolana contemporánea Los Sinvergüenzas, los músicos electrónicos Miguel Noya y Andrea Ludovic y el cantante clásico Gustavo Castillo llevaron al público en un viaje multisensorial, acompañado de videoarte, artes electrónicas y un mensaje de concienciación sobre la conservación del medio ambiente.

               

El recital, que tuvo lugar en las salas de concierto y auditorio del referido centro cultural, inició con las palabras de apertura del músico y animador Ramón Castro, en las que hizo mención sobre el marco en el que se desenvuelve el proyecto, que forma parte de la fase final de un taller de formación de VJ’s, dirigido por Adina Izarra, PhD en composición de la Universidad de York y profesora de la Universidad Simón Bolivar.

 

“Esto tiene un concepto. No es solamente venir a disfrutar música sino que acá tomaron el cuidado del medio ambiente y lo llevaron al punto de vista estético”, puntualizó el presentador, para finalmente introducir a los músicos que interpretarían a continuación doce piezas, entre solos, vals, obras de Vivaldi, Bach y hasta el famoso standard de Jazz “Fly me to the moon”, del compositor estadounidense Bart Howard.

 

En el escenario, los miembros de la agrupación Continuo de Caracas, Fes Frank Di Polo en el violín y la trompeta, Rubén Riera en la guitarra barroca y la tiorba, María Carolina Concha en la viola de gamba y Doris Benmaman en el laúd hicieron viajar en el tiempo a la música folklórica urbana de Los Sinvergüenzas, conformado por Raimundo Pineda, Edwin Arellano, Héctor Molina y Heriberto Rojas, quienes con flauta, mandolina, cuatro y bajo acompañaban con sus rápidos ritmos toda la mezcla musical, que más adelante serían unificados por la música electrónica, de la mano de Miguel Noya y Andrea Ludovic, logrando un contraste que hipnotizó al público.

 

A lo largo del encuentro, imágenes proyectadas por quince aficionados al video y la música (VJ’S), acompañaron el experimento musical. Desde sonidos orgánicos, muy autóctonos y casi ancestrales, como “agua plana”, en el que la voz del cantante Gustavo Castillo parecía querer imitar la infinitud del horizonte sabanero, pasando por una interesante “Amarilli mia bella”, del compositor italiano Giulio Caccini (1551-1618), y luego en “Gran Sabana”, estaban acompañados por fuentes en blanco y negro, lagunas en sepia, bosques deforestados, personajes animados que mutaban, figuras geométricas en movimiento, reminiscentes a un caleidoscopio, flores bailarnas, cascadas, tepuyes, nubes, colores y formas. A ratos psicodélico, a ratos nostálgico, con cortas imágenes de emblemáticos lugares de Venezuela y de la capital.

 

Al cabo de una hora y media, el concierto finalizó con una ovación de pie por parte del emocionado público. Acto seguido, subieron al escenario los responsables de la composición del videoarte quienes junto a los otros artistas, agradecieron a todos los que, desde su ámbito, habían colaborado para hacer posible el excepcional evento.

(Visited 178 times, 1 visits today)

Guayoyo en Letras