El 7 de Diciembre

Por Jorge Olavarría

@voxclama

 

 

 

La maniobra de la “oposición” está funcionando. Cada día conquistan adeptos, refugiados desencantados que en bandadas abandonan una ideología fallida y perversa a la que se le permitió todo nivel de abuso en su mutación hacia el absolutismo, al punto que lo que tenemos hoy no es ni comparable con la peor dictadura del pasado. Sería reconfortante creer que gran parte de la población está desertando el sistema impuesto añorando desesperadamente algún sentido de decencia, pero todos sabemos que no es así. Lo que se rechaza no es un régimen de cúpulas viciadas que bajo el lema de la justicia social nos volvió mendigos a todos, parásitos del Estado, sino las consecuencias ineludibles del marxismo—destrucción de aspiraciones naturales, capitalistas, de clase media, basados en el trabajo, la iniciativa, la propiedad privada, la productividad y la tan difamada plusvalía.

 

Pero para la “oposición” era cuestión de esperar y aferrarse a su estrategia valetudinaria de apreciar más la paz que el logro, de preferir la quietud a luchar por estimular reformas, de preferir la subordinación a la lucha por la decencia.

 

Con el concepto newtoniano de que todo cae por su propio peso, la oposición se ha auto saboteado vetando la estrategia de expugnación de una ideología que ha fracasado y colapsado en todo el mundo. Aún así, la obstinación pacífica pero activa capitaneada por personajes como Leopoldo, Ledezma y Machado es incomprensible para una oposición vuelta institución que no entiende ni le importa lo que significa la resistencia. Una oposición corporativa tan dosificada de resignación que anuló las glándulas de la indignación. Castratos. Si Chávez definió su revolución Orwelliana como pacífica pero armada, la oposición corporativa debe ser una contrarrevolución pacífica pero dúctil.

 

Si ya sé, generalizar es antipático y mea culpa por minimalista porque— no toda la oposición (ni siquiera la corporativa) ha sido rastrera pero, ciertamente, —sus capacidades de análisis, de acción y hasta de indignación han sido desaprovechadas perdiendo el norte, lamentablemente, y se reposicionaron para revitalizar la vorágine de intrigas, chismes, zancadillas internas, anulando arribistas incluso con más merito para arribar que cualquier jerarca de la MUD.  Sea como sea, la población percibe que la sacrosanta Unidad se volvió un gallinero, un patio de bachillerato, desactivando lo que era originalmente una maquinaria consensuada, diseñada para unificar y organizar estrategias enfocadas contra los desmanes del superpesado estado totalitario.

 

Con esta táctica de berrear pero no hacer nada—ni travieso, ni interesante, ni perspicaz, llegamos a unas elecciones legislativas con el grial de la Unidad magullado pero funcional, habiendo, sin embargo, reinstaurado praxis políticas ya descartadas que nos llevaron a una devaluación de la política de niveles de las elecciones del 98, recordemos, con candidatos burlescos que fueron vencidos y luego barridos por un militar golpista que prometía, y cumplió, hacerle un daño incalculable al país.

 

Cito como paradigma que la MUD, sea por blandenguería o estrategias maculadas, ha sacrificado en el altar de la Unidad a la cúpula o plataforma de dos partidos valiosos; uno añejo y el otro recién nacido. Cierto que la Unidad no alzó la daga ceremonial pero fue testigo indolente de otra maniobra de divide y conquista contra COPEI, maniobra rematada por el ensangrentado y poderoso brazo judicial del régimen, que dejó al partido verde hecho un cascarón hueco en tiempos en que el socialcristianismo tiene un nuevo Príncipe radiante, hispanoamericano, paladín de la justicia y las luchas sociales de la iglesia.

 

Y no fue solamente con las incesantes maniobras tramposas de régimen que se intentó anular (o creen haber prescrito) a los candidatos de VENTE, partido dinámico y enfocado que, lejos de recibir apoyo y asistencia de MUD, ha sido forzado a resistir en las Termópilas mientras los helenos en el templo de la Unidad, debatían y jugaban a la aposiopesis política. Cuando el régimen nacionalsocialista de nuevo se sacó otra baraja indebida de la manga, esta vez para invalidar la candidatura de María Corina, la MUD se abalanzó sobre el espacio disponible como zombis descerebrados y, acto seguido, en vez de solidarizarse y respetar su elección de reemplazo, como era su derecho, con Isabel Pereira, sustituta insuperable, le negaron ese derecho y le dieron el pedazo de carne a Freddy Guevara. Buen provecho -yum. En esa desgraciada maniobra trapera, el régimen no necesitó injerirse. 

 

Sabemos que el longevo régimen hoy está palpablemente bastante menos vestido. Desnudarlo, o desenmascararlo, igual que con las grandes organizaciones del crimen, necesitó años para que sapos gordos, detractores del alto calibre como Aponte-Aponte y recientemente—el Fiscal Nieves, por la razón que sea, se sintieran amenazados y decidieran desertar a sus camaradas para luego narrarle al mundo lo que todos sabíamos ocurre –a diario—dentro de este perverso sistema blindado. Y si la acumulación de testigos presenciales domésticos no bastara para ratificar el nivel de porquería que nos ha sometido por tantos años, el sistema está colapsado en todos los frentes, y no hay retórica revanchista, revisionista, denunciante o acusadora con algún poder de persuasión. El experimento fracasó.   

 

Aun así, llegaremos al 6 de diciembre con Leopoldo secuestrado en Ramo Verde, Ledezma preso en su casa y ahora se le suma un insensato recién llegado a la hospitalidad carcelaria revolucionaria quien, probablemente leyó equivocadamente su oráculo político.

 

Y así, llegaremos al 6 de diciembre con las bastiones del régimen en perfecto funcionamiento— la máquina para el fraude eternizado de barniz democrático, el armatoste jurisprudencial para su legalización, y la artefacto para la represión o la fuerza bruta que haga falta para someter y acallar a los insatisfechos e indignados. El CNE subsiste con sus múltiples sistemas intactos para una nueva ronda de metástasis del fraude. El TSJ prestó con sus plumas de jurisprudencia envenenada, dispuestos a legalizar lo que sea necesario.  Y, por supuesto, queda inalterada la venal musculatura militar y de la represión pronta a prestarse a ejercitar cualquier represión, violencia revolucionaria en defensa de su permanencia en el poder.

 

Y así—llegará el 7 de diciembre y constataremos que perdemos otras elecciones que ganamos. Seremos mayoría pero alcanzamos con una minoría parlamentaria. Nuevamente, seremos testigos cual viaje astral de que todo ha cambiado pero sigue igual. Plus ça change, plus c’est la même chose. El tiempo de Dios nos persigue pero no nos alcanza. Alguien dirá, y repetiremos que ya pronto está por terminar esta pesadilla que nunca termina. La maniobra de la “oposición” está funcionando. No aguantes la respiración porque la fetidez no se la lleva la brisa. Oiremos que ya casi, paciencia, falta poco, aunque no se distinga el brumoso horizonte.

 

Sabremos que la oscuridad antes del amanecer es la de una noche interminable.

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