Dibujo libre

Por Alfredo Yánez Mondragón

@incisos

 

 

 

El chantaje ha operado de manera tan eficiente, que hay quienes, a sabiendas de las tropelías, argucias, atropellos, sinrazón; apelan a la conciencia, para obrar bajo las directrices prediseñadas, sin que se ose cuestionar, bajo ningún concepto, el desatino de antes, durante y después, del día anunciado.

 

“No queremos dibujo libre” en cuanto a la preparación de un mensaje claro y concreto, que estimule a la nación, más allá de la cita obligada del 6D. “No queremos dibujo libre” respecto a la presencia de observadores internacionales, que han demostrado –antes y ahora- su interés por el país, por el desarrollo arrollador de una hegemonía dictatorial, con sombra y calco en la acera “¿contraria?”.

 

Ni mucho menos quieren “dibujo libre” una vez se ponga sobre la mesa lo que ha de hacerse luego del 7D.

 

El dibujo preestablecido, la plantilla para replicar como si se tratar de grafitis mentales, alcanza solo hasta el 6D. Ese es su fin último.

 

Para el 7D, tienen guardadas celebraciones, declaraciones, cuentas según las cuales tal o cual partido tiene la mayor fuerza en el parlamento, los jefes de fracción, o la consabida  repartición de comisiones permanentes. En fin, el culmen de un festín cívico, concluido la noche anterior con reconocimientos mutuos y ánimos por luchar juntos, -desde trincheras diferentes- por el desarrollo del país.

 

Como no quieren confundir ni distraer con “dibujos libres”, hacen campaña ofreciendo todo lo que está fuera de la competencia de los diputados que resulten electos. Y eso – vaya paradoja-, en el fondo es lo único que podría cumplirse a rajatabla en el próximo período legislativo.

 

Salvo que haya una sorpresa gigantesca, y durante la campaña que recién se inicia formalmente, haya un giro comunicacional, no se le dirá a los electores que lo del 6D implica mucho más que un voto, una convicción democrática, o una manifestación concreta de descontento.

 

A los electores no se les va a decir que esos votos del 6D, hay que defenderlos cada día del siguiente período, para respaldar los urgentes cambios que el país requiere. A los electores no se les va a decir que el nuevo parlamento, tiene la obligación moral de ejercer cada día, sin distracción, las funciones descritas en la Constitución, y eso implica destrabar el engranaje de corrupción existente.

 

A los electores no se les va a decir que el país que amanezca el 7D y el que amanezca también el 5 de enero de 2016 será muy distinto, entre otras cosas, porque habrá de enfrentarse a un lobo herido.

 

A los electores no se les va a decir que existe un escenario parecido al que vivió Antonio Ledezma en 2008, al de Maria Corina Machado con su defenestración, al de Lumay Barreto este año; o al de los gobiernos paralelos en Miranda y Lara.

 

Decir esas cosas, advertir los escenarios posibles, ventilar la verdad, describir la realidad, es entendido como hacer “dibujo libre”.

 

Se prefiere entonces, caminatas, casa por casa, ofertas que no podrán cumplirse, y show de micro TV que apuntan claramente a un cambio para que todo siga igual.

 

Una vez más hay que decirlo; subestimar al elector, al ciudadano, nos trajo a esta ruina continuada. Qué lástima que las plantillas de los ojitos saltones se replican con otras formas; justo, entre quienes aseguran que están preparados para asumir el cambio.

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