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Últimos Artículos
El joven de la gasolinera
por Jaime Bayly
Pasada la medianoche, me desvío de la autopista y detengo mi camioneta en una gasolinera porque uno de los neumáticos delanteros ha perdido aire. Un joven en pantalón corto y zapatillas me ofrece su ayuda, se pone de rodillas, desliza unas
Los años argentinos
por Jaime Bayly
Siete años felices fueron los años en que tuve un novio en la ciudad de Buenos Aires. Su madre me quiso como si yo fuese su hijo. Mi madre, en cambio, nunca quiso recibirlo en su casa ni conocerlo. Mi novio
Nadie se rie
por Jaime Bayly
Una mujer uniformada camina por el aeropuerto de Roma, jalando la maleta rodante de Barclays. Detrás de ella, resoplando, Barclays se arrastra. ¿Por qué se arrastra? Porque está enfermo. ¿Qué tiene? No lo sabe. Ha enfermado en Roma. Respira a duras
Roma
por Jaime Bayly
Roma me recuerda a un hombre que vive exhibiendo a los visitantes el cadáver de su abuela: el New York Times le atribuía la frase a James Joyce. Leyendo ese periódico, Barclays pensó: -Debemos ir a Roma a pasar las fiestas.
Mientras la vida parezca eterna
por Jaime Bayly
Por fin ha llegado el frío, pero solo uno leve y amigable, a la isla donde viven Barclays, su esposa y su hija. Es un otoño camuflado, apenas perceptible, de temperaturas agradables: cede el calor opresivo, cesan las lluvias copiosas, se
Los mantenidos
por Jaime Bayly
La octogenaria señora Dorita Lerner viuda de Barclays, madre del escritor itinerante Jimmy Barclays, ha enfermado de coronavirus. -Malditos chinos -dice, hablando por teléfono con su hijo Jimmy-. Creen que van a matarme. Pero no podrán conmigo. No es que Dorita
La viuda alegre
por Jaime Bayly
Aliviada porque su marido de toda la vida estaba muerto, por fin muerto, la señora Josefina se retiró de la funeraria con una urna de cristal que contenía los despojos cenicientos de su difunto esposo Joselito. No había cumplido la voluntad
Los amores improbables
por Jaime Bayly
Un viejo amigo de los tiempos de la universidad, a quien no veo hace años, me escribe un correo muy cariñoso y me pide dinero. No es desusado que alguien me pida dinero prestado o donado. Ocurre con cierta frecuencia. Por
El suicidio del actor
por Jaime Bayly
Dos meses después de salir del clóset en un programa de televisión de alta audiencia, el actor, con apenas cincuenta y cuatro años, se ha quitado la vida, saltando de madrugada, desde un piso muy alto, al súbito espanto de la
El actor sale del clóset
por Jaime Bayly
Por fin, a sus cincuenta y cuatro años, el actor Soplapollas ha salido del clóset. Tres décadas después de que el escritor Tragasables saliera del clóset al publicar su escandalosa novela Salsipuedes, el actor Soplapollas ha hecho acopio de coraje, ha
Lima, tantos meses después
por Jaime Bayly
Un mes antes de viajar a Lima, me sometí a una dieta estricta. Estaba realmente gordo y me avergonzaba. Tenía miedo de que mi madre Dorita se escandalizara al ver mi sobrepeso. No nos habíamos visto en treinta meses. No quería
Un bello suicidio literario
por Jaime Bayly
Era el verano de 1994 en Miami. Estaba jugándose el mundial de fútbol en los Estados Unidos. Hacía un calor endemoniado. Yo estaba alojado en el piso más alto de un hotel en Miami Beach, frente a la playa, en la
Rodaré como una bola de púas por la calle Mayor
por Jaime Bayly
Escritor itinerante, haragán sin culpa (ha elegido ser un escritor precisamente para no trabajar), charlatán profesional, Barclays lee el ensayo de Isaiah Berlin, “El erizo y el zorro”, y se pregunta: -¿Soy un erizo o un zorro? Isaiah Berlin divide al
El buen forastero
por Jaime Bayly
No es fácil llegar a Punta del Este, si el viaje se emprende desde Miami. Debería operar un vuelo directo: no lo hay. No pudiendo volar directo a Punta del Este, debería ofrecerse, al menos, un vuelo diario, sin escalas, a
Una noche en el malecón
por Jaime Bayly
Nada tiene lógica, salvo el azar: corría el año 1986 y yo perpetraba un programa de televisión en Santo Domingo, of all places. Era un programa sobre política internacional, asunto del que no sabía nada y los panelistas invitados sabían menos
Una entrevista con mi hermana
por Jaime Bayly
Hace pocas semanas, mi hermana Doris Bayly perdió la vida en un accidente en bicicleta, en Máncora, al norte del Perú. Hace catorce años, estuve a punto de perder la vida en un accidente en bicicleta en Madrid, en la avenida
Jeffrey’s, Austin, circa 1991
por Jaime Bayly
-Me han dado una beca en Austin -le dijo Daniela a su novio, Barclays-. Me voy a hacer una maestría en la universidad de Texas. -¿Y luego qué? -preguntó Barclays, sintiendo un leve temblor en las piernas, señal de que el
Vargas Llosa y sus dos mujeres
por Jaime Bayly
El escritor de capa caída Barclays y el fogoso conspirador político Álvaro Vargas Llosa se encuentran casualmente en un restaurante. Se ven a la distancia con frialdad o con desdén o con rencor. No se saludan. ¿Por qué no se saludan,
Una araña negra en su cama
por Jaime Bayly
Barclays y su suegra, una mujer muy guapa, nacida en Chicago, llamada Bárbara, fueron enemigos desde que se conocieron: -¿Qué colonia te has puesto? -le preguntó ella, a quemarropa, tan pronto como lo conoció. -Brut -respondió él, muy orgulloso. -Es colonia
No me digas que fue un sueño
por Jaime Bayly
Uno de los hechos más sorprendentes e inolvidables que me han ocurrido ha sido conocer a Borges. Lo conocí dos años antes de que muriera. Era julio o agosto de 1984, no recuerdo el mes, recuerdo que era 1984 y era