Las opciones a #LaSalida

Por Francisco Alfonzo

@FranciscoAlfonz

 

 

 

El pasado domingo 2 de febrero tuvo lugar la movilización convocada por los líderes María Corina Machado y Leopoldo López, quienes hicieron el llamado apoyados por otros representantes del pueblo venezolano en la Asamblea Nacional (otros 20 y pico de diputados) así como por otros líderes de distintos sectores de la sociedad civil, sindicatos y estudiantes.

 

La convocatoria fue motivada por la evidente situación de crisis en la cual el Gobierno del PSUV ha metido al país desde hace un año para acá. (No es que antes estuviésemos bien, sino que Maduro le metió chola a fondo al acelerador, dirigiendo a la nación hacia la dirección opuesta del desarrollo y la prosperidad de las personas).

 

La finalidad de dicha actividad fue promover un debate democrático y participativo entre los venezolanos descontentos, un debate centrado en encontrar una salida urgente a esta crisis, lo cual pasa evidentemente por salir de sus causantes, de sus responsables. La meta es incentivar la búsqueda de un cambio constitucional y democrático de gobierno.

 

El tema, por supuesto, no deja de ser conflictivo y delicado. Nicolás Maduro fue proclamado como presidente hace 9 meses y se podría tratar de argumentar que tiene derecho a concluir su mandato. Sin embargo, la mitad de la población (o quizás más) saben que Maduro no ganó en buena lid, el juego no fue limpio y el PSUV sigue gobernando solo gracias a la poca separación de poderes y principalmente gracias a la actuación parcializada y ventajista del Consejo Nacional Electoral y del Tribunal Supremo de Justicia. Si a ello se le suma la evidente ineficiencia del gobierno en este último año, la legitimidad y la estabilidad de Maduro claramente cuelgan de un hilo.

 

Ahora bien, cómo puede hacer este sector de la oposición para canalizar una salida democrática y constitucional de este régimen. Exploremos las opciones.

 

1. Esperar hasta el 2016 para pedir un revocatorio. Esta es probablemente la opción menos deseable, aunque la más institucional de todas. Decimos que es menos deseable porque la crisis que vive el país no aguanta 3 años más, estamos en una situación de emergencia, de urgencia, por lo cual, pedirle más tiempo y paciencia a los venezolanos cansados y desesperados de esta situación no es una opción muy popular. Sin embargo, decimos que es la más institucional porque no implica acciones radicales. No dudamos de la constitucionalidad de las demás opciones, pero de todas, se podría decir que esta es la más constitucional.

 

2. Convocar una Asamblea Nacional Constituyente. Es una propuesta seria que tiene un importante respaldo popular y sin duda es un mecanismo contemplado en la Constitución (arts. 347 a 349). Lo que se busca básicamente con la Constituyente es renovar al Estado, renovar sus poderes públicos de manera integral. Se busca la transformación de todos los funcionarios de los poderes públicos, desde el CNE hasta el TSJ, pasando obviamente por el Poder Ejecutivo, el Legislativo y el Ciudadano. Una Constituyente, según la propia Constitución, es para “transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución”. El problema es que para ello, en principio, la convocatoria debería pasar por la Asamblea Nacional, o al menos su ejecución debe de estar en manos de “constituyentes” electos mediante un proceso electoral administrado por el parcializado CNE. No obstante, la apelación al poder originario, a la soberanía popular, es un arma de innegable carácter democrático.

 

3. Declarar la desobediencia civil. El artículo 350 de la Constitución señala que “el pueblo de Venezuela (…) desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos”. La lista de hechos que se encuadran dentro de los anteriores supuestos es larga, suficiente como para desconocer constitucionalmente a este régimen. Sin embargo, esta acción debería estar acompañada de alguna de las otras opciones expuestas en este artículo, sino lo que haría sería promover una situación de caos generalizado, sin rumbo definido, que la llevaría inevitablemente a su fracaso.

 

4. Pedirle la renuncia a Maduro. Esta es una opción sumamente legítima, no está expresamente contemplada en ninguna norma constitucional pero se desprende del principio de soberanía popular, según el cual, el pueblo es el depositario del poder soberano y, en consecuencia, los funcionarios públicos y el gobierno en general deben subordinarse a la voluntad popular. Resulta difícil pensar que Maduro acceda a renunciar, el poder es algo demasiado bueno, cómodo y sabroso como para dejarlo. Además, Maduro es un instrumento de las órdenes de unas élites, nacionales (PSUV, TSJ, CNE, etc.) como internacionales (Cuba, narcotráfico, Irán, terroristas, etc.) que no le van a permitir abandonar Miraflores. También resulta sumamente difícil esta opción si tomamos en cuenta que estos señores del gobierno llevan 15 años cometiendo todo tipo de delitos desde el poder, y saben que si dejan los puestos de mando es posible que el peso de la justicia caiga con todo sobre sus hombros. Para que esta propuesta sea efectiva la situación de presión social debe ser inmensa. Es decir, debe estar acompañada de múltiples y masivas manifestaciones populares, de calle, en todo el territorio nacional, que hagan insostenible al gobierno (recordemos que es un gobierno de dudosa legitimidad y escasa estabilidad) y lo obligue a convocar nuevas elecciones presidenciales.

 

Sin embargo, habiendo explorado las 4 opciones que considero disponibles, hay un factor determinante y presente en todas ellas que debemos destacar. Si queremos lograr #LaSalida, y dirigir al país por un mejor rumbo, la mayoría de los venezolanos deben tomar la decisión y comprometerse voluntariamente, con ellos mismos, a perseguir ese difícil pero necesario camino para rescatar al país.

 

El pueblo venezolano parece como dormido, sumiso ante la presente situación. La degradación de nuestra autoestima como ciudadanos, de nuestra dignidad como personas, ha sido un proceso degenerativo tan lento, que luego de 15 años parecemos no darnos cuenta de lo mal que estamos. Y nos conformamos con hacer colas, con ver limitados nuestros derechos, con las alarmantes cifras de muertes semanales, con el alto costo de la vida y la escasa disponibilidad de insumos y servicios básicos.

 

Existen ejemplos envidiables en otros países, donde poblaciones enteras han despertado para reclamar dignamente un cambio en el rumbo de su vida como República, como Nación, el ejemplo actual más destacable es el valiente pueblo de Ucrania, pero también no hay que dejar de recordar lo que hicieron en Brasil el año pasado y las revueltas de la primavera árabe que aún en Siria siguen en desarrollo.

 

Sea cual sea la opción o el camino a elegir, inclusive si se decide iniciar los 4 caminos a la misma vez, es indudable que para ello los líderes de la oposición que encabezan esta propuesta deben contar con el apoyo incondicional y masivo de la población. De lo contrario no serán más que voces que se las lleve el viento. Es evidente que el pueblo de Venezuela cuenta con sus líderes, sin embargo ¿los líderes pueden contar con el respaldo del pueblo? Como dijimos, es una decisión que el pueblo, tarde o temprano, debe tomar.

 

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