Venezuela sumergida en la pasión política

 Por Anyeimir Requena

 

 

 

La polarización política sin duda alguna ha causado grandes grietas dentro de la población venezolana, la intolerancia entre las personas cuando se habla de política resulta ser uno de los peores escenarios. Las reuniones de parrilla, quince años, bautizos, cumpleaños y hasta bodas son testigos de algún comentario político que siempre busca ser refutado por otro. El mayor insulto para un oficialista es decirle que parece escuálido y viceversa; hasta los juegos de los eternos rivales que se disfrutaban sin parar han quedado empavados con esta simbología política.

 

Si algunos deseaban despertar el sentimiento por lo político debido a la gran apatía que existía en años anteriores, todo parece indicar que esta vez el activismo político se ha desbordado en exceso, muy pocos son capaces de pensar de manera racional, hoy todos los argumentos, las decisiones, palabras y discursos están sustentados en la pasión, siendo esto un gran daño para la sociedad. Establecer e insertar ideas políticas fundadas en la pasión sin incluir la cordura, crítica y capacidad de elección que debe tener el ciudadano para ver lo que es mejor para el país mas allá de los intereses particulares ha sido el gran error de estos últimos años.

 

A diario se observa el fervor de un oficialista en sus palabras defendiendo la revolución que cree es el camino para salvar y hacer patria, por otro lado también se escucha al opositor convencido totalmente que todo absolutamente todo lo que hace el Gobierno está mal y solo lleva al país a la perdición y no hacia la construcción de la Patria. Se ha perdido el sentido de pensar coherente en el ámbito político por la manera en que los líderes políticos de ambos bandos han inyectado a sus seguidores unas ideas basadas en la utopía, en planes absurdos que solo la pasión puede sostener. El ciudadano venezolano está infectado de la mayor enfermedad que en el ejercicio de la actividad política puede existir; la carga de emocionalidad.

 

Cuando la pasión es capaz de dominar al ciudadano, este puede tomar decisiones equivocadas a la hora de ejercer el voto. La pasión no espera, hace que el ser humano actué sin medir consecuencias. El venezolano está encerrado en sí mismo creyendo que su verdad política es la correcta sin aceptar ninguna crítica y cada bando se encuentra herido por el irrespeto que se muestran mutuamente. Es triste ver como el seno mas importante de una sociedad, tal como lo es la familia se encuentra débil por la polarización política, a diario este nucleó se ve afectado si hay integrantes de distintos bloques políticos debido a las peleas que se generan, insultos sin control, dejan de hablarse e incluso verse, ninguno es capaz de retractarse porque el ideal de cada quien es el correcto.

 

Es necesario que al venezolano se le eduque de forma correcta sobre el activismo político, donde se le presenten los distintos pensamientos e ideas que la política posee y este ser capaz de decidir por sí solo cual desea seguir, sin ninguna imposición y maniobra de emocionalidad que los discursos suelen tener en la actualidad. El venezolano necesita despojarse con carácter de urgencia de la carga de emocionalidad que se le inyecta a la política, debe entender que el populismo no es el camino correcto y que los discursos básicos llenos de pasión solo buscan aceptación y nada más.

 

Las canciones, videos, discursos de euforia, consignas fuertes y llanto se han convertido en los protagonista de la política venezolana; quienes hoy tienen el poder deberían reemplazar estos instrumentos a los que recurren a cada instante por crear políticas de Estado y no de Gobierno, promover diálogos sinceros capaces de generar acciones que beneficien a todos los sectores de la población por igual, incentivar la producción así como crear las oportunidades para que los jóvenes deseen quedarse en el país.

 

¡Ya basta de líderes politiqueros! Venezuela necesita políticos gerentes, capacitados y racionales, que sepan de verdad lo que hacen y promuevan un política sana, donde el ciudadano se le eduque para tener una verdadera cultura política y no la mezcla de ideas pasionales que tienen hoy en la cabeza y creen es la política correcta.

 

Es necesario acabar de raíz la pasión política en la que se encuentra sumergida Venezuela.

 

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