Gritos de conciencia

Por Jilmir Valera Hurtado

@Jilmir_Valera

 

 

 

Hemos llegando a los días en los cuales la venezolanidad nos pasa factura. Ese momento en el cual nos comenzamos a preguntar: ¿Qué hago yo para que esto mejore? ¿Está bien hacer colas? ¿Qué se está haciendo para mejorar? Y es ahí donde te consigues en un salón con miles de puertas las cuales contienen otras tantas opciones que le pueden dar un sentido a tantas interrogantes y con suerte algunas respuestas.

 

Se nos fue enero y mantenemos las mismas interrogantes de principio de año. Continuamos haciendo cola y nos seguimos burlando de nuestra paupérrima situación, porque ese don o defecto sí lo tenemos, parafraseando a Carlos Andrés Pérez: “estamos al borde de un abismo y a punto de dar un paso adelante”… pero siempre haciendo un chiste de la situación. Así somos.

 

Nos enfrentamos a una presunta Memoria y Cuenta, que de memoria tuvo mucho -esa memoria desvirtuada y torcida que maneja este régimen en boca del fantoche Nicolás- y de cuenta no tuvo nada, solo muchos cuentos porque fueron unas medidas que demuestran la mala situación en la cual nos encontramos y las patadas de ahogado que intenta dar Nicolás en una orilla que se mantiene hasta el momento que decidamos que eso se mantenga.

 

Muchas cosas han surgido en estos primeros meses de 2015. Miles de muertos, grandes daños por parte del régimen, colas kilométricas, marchas con falta de fuerza en la convocatorias y contenido en los discursos y pare usted de contar. La buena nueva parece ser los nuevos «volteados» que ahora intentar demostrar con pruebas -porque ya los hechos los suponíamos- todo el narcotráfico que tienen en su mando los primeros personeros y cómplices del régimen totalitario que nos arropa, a manos de Chávez, en su momento, y Nicolás como peor opción.

 

Es lamentable ver cómo día tras día el país se ve inmerso en noticias que nos avergüenzan y aborrecemos. Es lamentable como hemos permitido que se pierda nuestra autonomía y nuestra gran voluntad popular del venezolano al ver como el país se nos desploma y solo pareciera que damos pasos hacia atrás para observar cómo se derrumba a nuestros pies. Hoy, al ver la situación cito al gran Luis  Castro Leiva, en su discurso del 23 de enero de 1998, en el extinto Congreso Nacional, donde se dirigía al país de manera profética y expresaba: «…la nación es la de quien pueda tener las ganas de encarnarla…»

 

Llamo profética a estas palabras, entre otras que expresa Castro Leiva porque, pues de quién será esta nación sino de los que trabajen y sean una generación de relevo constructora del futuro próspero y certero de nuestro país. Y es esa la sociedad, esa a la cual pertenezco a la que cuestiono en palabras de Castro Leiva, «Aquella que tira la piedra de su moralismo y esconde la mano de su responsabilidad». Y entonces: ¿siempre ha sido el venezolano así? ¿No tenemos remedio?

 

Pues negarse a encontrarlo es caer en los errores históricos como el de 1998, donde en busca de un «cambio» logramos 16 años de un paupérrimo totalitarismo hegemónico. ¿Dónde está la sociedad dispuesta a darlo todo por nuestro país? Me niego a creer que la hemos perdido. Me niego a que este sea nuestro futuro. Me niego a que este sea el final.

 

Después de algunas líneas, lanzo estos comentarios, en primer lugar atreviéndonos a confesar lo que muchos tenemos oculto. Y en segundo porque en un mañana, además del trabajo, el esfuerzo y la voluntad, no quedará el recuerdo que ante la desidia nadie dijo nada. Analicemos nuestra historia y ahí encontraremos las respuestas a los males que hoy nos arropan.

 

Por último cito unas palabras expresadas por el General ex presidente de la República de Venezuela, el sr. Carlos Soublette:

«No se preocupe cuando el pueblo se burle del presidente; Preocúpese cuando el presidente se burle de su pueblo»

 

Pues Venezuela: ¡Es hora de preocuparnos!

(Visited 77 times, 1 visits today)

Guayoyo en Letras