#LiberemosAVenezuela

Por Alfredo Yánez Mondragón

@incisos

 

 

 

En un ejercicio de perversión política; por cálculos, por ambiciones, por intereses particulares; muchos se empeñan en presentar a quienes pueden tener alguna ascendencia social, o ser una referencia puntual; como líderes; cuando está perfectamente claro que en Venezuela no existe, al día de hoy, un liderazgo real.

 

Para muchos el mundo se resume en un timeline con frases de 140 caracteres o menos. Algunos, ni siquiera los leen; se les va la vida en un hashtag, o cuando mucho en un titular.

 

Para muchos; la situación que vive Venezuela es un conjunto de hechos aislados, sin llegar a comprender que esos hechos; son obviamente, una sumatoria de precariedades que, hilvanadas sistemáticamente conforman una metodología, un modelo, una estrategia, un plan perfectamente concebido.

 

Como parte del plan establecido; el objetivo de la división ha sido logrado a la perfección. Bastaría revisar el submundo Twitter para notar la cantidad de sandeces escritas contra los referentes políticos del país, sin que ninguno de los que lanza “sus verdades” repare en que se hacen esfuerzos en respuesta a una verdad manifiesta; que no se puede ocultar; ni con cadenas; ni con líneas discursivas de manipulación y forjamiento.

 

El caso, es que esa torpe división entre buenos y malos; y las correspondientes subdivisiones entre los buenos y malos de cada una de las categorías; nos ha llevado a la satanización de cualquier posibilidad de entendimiento. Incluso; de la satanización de los diagnósticos.

 

Tenemos un país secuestrado por el absolutismo de todos; por el prejuicio instalado, por la precariedad de criterios, por la participación sin conducción sensata.

 

Hace un par de semanas @LeopoldoLopez se reconocía preso y nos decía que todos los venezolanos lo estamos. 30 millones de venezolanos presos por la inseguridad personal, económica, jurídica. Pero presos también por este parcelamiento de las ideas, que no permite la permeabilidad, la complementareidad, el intercambio ni el acuerdo.

 

Estamos presos, secuestrados; y necesitamos; más allá de la intervención del ordenamiento jurídico local e internacional; que el país se reconozca como rehén de una mafia de articuladores del poder; en todo el sentido de la expresión.

 

Más allá de quien ejerza gobierno, o quien ejerza de oposición; el país se debe “despolitizar”, desde el punto de vista de la conducción de élites; y comenzar a “politizar”, desde el punto de vista de la realidad “real”.

 

Solo así se podrá entender que un caso de acoso político, de enjuiciamiento extrajudicial, de secuestro por el abuso de poder, o la denuncia de un “invento” de golpe; no son elementos de distracción del foco central de gravedad; sino condicionantes que amplían, en radiación, ese gran foco de penuria sistemática en el que se convirtió Venezuela.

 

Lo que tenemos es un sinvivir; para unos que ven ataques y golpes por todos lados; y para otros que ven su vida achicarse en una especie de resignación colectiva a regañadientes.

 

Quien logre comprender  esa verdad inmensa, y traducirla; no para complacer a sus cercanos, sino para delinear la forma de reencuentro podrá asumir el liderazgo; y desde entonces; ya sin etiquetas personalistas, influenciar con un hashtag que nos invite a todos: #LiberemosAVenezuela.

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