Homeland

Por Tulio Álvarez

@tulioalvarez

@tulioalvarez17@yahoo.fr

 

 

 

Vale la pena recordar que en el proceso electoral que llevó a Obama a convertirse en el primer Presidente hawaiano de los Estados Unidos el ataque más insólito que sufrió fue la acusación de que era el arma secreta del fundamentalismo islámico, aliado de los principales enemigos de “Homeland”, alfil zigzagueante del lado oscuro de la Fuerza en esta conflagración universal. Llevar el mismo nombre del archienemigo Sadam Husein parecía una señal bien luminosa para los fabricantes de rumores e injurias que participan de la política universal. Hasta el propio John McCain, piloto militar y héroe de guerra sometido a largos años de tortura en diversos campos de prisioneros de Vietnam, tuvo que reclamar moderación en los ataques contra su joven contrincante.

 

Pasada la efervescencia de la ilusión demócrata, los norteamericanos han podido apreciar un pragmático líder que sigue el librito de la política con extrañas excepciones. Sin embargo, en política internacional ha dado una que otra sorpresa. Por ejemplo, con movimientos de cintura propios de un veterano jugador de baloncesto, arriesga su prestigio personal y su lugar en la historia negociando un acuerdo con Irán, nada más y nada menos sobre el tema nuclear. Táctica sorprendente y muy emocionante; entre otras cosas, porque el Estado de Israel está moviendo todos sus tentáculos para que los Persas sigan en el extremo y no pierdan su destacado lugar como enemigo. Pero parece que los iraníes ya no se quieren enfrentar abiertamente al Imperio.

 

Al mismo tiempo, retando esta vez a la poderosa comunidad cubana, radicada principalmente en Florida, hizo pública la eliminación de las sanciones contra el Régimen Totalitario de los Castro. Resultó ser que los espías de bando y bando comenzaron hace muchos años conversaciones que llevaron a negociaciones diplomáticas y, de allí, a la cama de las pasiones de la política internacional. Raulito busca la paz y ofreció algunos regalos de buena voluntad. Entre ellos está la cabeza de los carteles criollos. Pero, ¿cómo los cubanos pueden cumplir el acuerdo?

 

Ellos tienen invadida a Venezuela desde hace más de una década, controlan lo que se llama su inteligencia, manejan sectores lumbares de la administración pública, los registros, el sistema de distribución de alimentos, las importaciones, el petróleo, la economía y el mundo militar. Saben a qué se dedican todos los factores rojos, toman partido, revientan a quien le conviene y para ello utilizan los servicios de los americanos, igual que lo hace el Mossad. En fin, ese trofeo que se llama Venezuela es el precio para que se les baje la presión a ellos. Y es que parece que los cubanos no se quieren enfrentar al Imperio.

 

Obama rompió así parámetros consolidados de la democracia americana. Su maniobra tiene un acento especial en el caso Venezuela. Los mismos que inventaron que era un enemigo encubierto podrían preparar un guión reflejando que su esfuerzo está dirigido a salvar a El Usurpador y mantener el Status Quo de la situación latinoamericana. ¿Cómo es eso? Muy simple. En el momento de mayor debilidad, justo cuando no tienen banderas, destruida la economía, con un nivel de rechazo nunca conocido en la vida política nacional, le han tirado el salvavidas del nacionalismo. El mismo régimen que entregó Venezuela a los cubanos y el Esequibo a los guyaneses puede desviar la atención proclamándose adalid de la soberanía nacional.

 

No dicen que las sanciones de la Venezuela Executive Order define en personeros militares y una fiscala el objeto de su persecución; y, además, alega la sistemática violación de los derechos humanos en Venezuela. Al mismo tiempo, coloca el foco de atención en el peligro de contaminación que implica para el sistema financiero americano la colocación del dinero de la corrupción criolla mediante las tácticas de blanqueo bancario.

 

El Usurpador recibió un regalo y lo usa. Detrás del show con USA y Obama está algo muy concreto: justificar la compra de más armas para lubricar a los militares. La función debe continuar y la compra de equipos militares para mejorar la defensa del país luce necesaria para enfrentar al principal enemigo de la humanidad, según la propaganda oficial. No importa que sea real o imaginario. Lo que cuenta es que está ahí. Un cuento de camino muy manoseado. Y es que parece que somos los únicos que queremos enfrentar al Imperio en cualquier terreno.

 

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