Desenlace, transición y reconstrucción (II de IV)

Por Werner Corrales Leal

@wernercorrales

 

 

 

Decíamos en el artículo anterior de esta serie que ya es tiempo de prepararse para la transición a la democracia y la reconstrucción del país y dábamos una mirada al proceso de transición-reconstrucción en su conjunto, discutiendo el reto que creemos deberá asumir el liderazgo político para guiarlo. A la presente entrega corresponde, como anunciábamos allí mismo, resumir y comentar las estrategias y políticas sobre las cuales vienen reflexionando los grupos de expertos y académicos que preparan propuestas ciudadanas para superar la grave coyuntura económica actual y estimular el progreso económico futuro de nuestra gente.

  

Las dos primeras partes del artículo se dedican a discutir cómo la crisis, que es percibida por la población a través de las penurias extraordinarias a las cuales está sometida por la elevación de los precios, el desabastecimiento, el desempleo y los salarios insuficientes, no se resuelve con respuestas que sólo pretendan atender a esas expresiones sin resolver los procesos viciosos que las producen y las causas que los explican. La tercera parte da cuenta de la propuesta de los expertos y académicos que busca aprovechar la solución de esta crisis como una oportunidad para enrumbar de manera distinta nuestra economía productiva y nuestra inserción económica internacional, no pretendiendo reconstruir la economía que teníamos hace dieciséis años sino construir una nueva, libre de los vicios que arrastramos desde hace varias décadas. De mi propio pensamiento añadiría que de no aprovechar esa oportunidad, el crecimiento futuro de la economía y las oportunidades de progreso de todos los venezolanos se verán seriamente limitados, y la superación de la pobreza y sus secuelas de tensión social seguirá siendo un sueño inalcanzable. 

 

¿Dónde estamos y qué tendencia inmediata lleva la crisis económica?

En los doce meses que van de Julio de 2014 a Junio de 2015 el venezolano común ha vivido un incremento dramático en la escasez de alimentos, medicinas, artefactos del hogar y repuestos de toda clase, entre otros; sufrió una inflación que superó el 100% y tiende a hacerse mucho mayor mes a mes; y percibió que el dólar que le es efectivamente accesible le cuesta diez veces lo que le costaba hace un año. El venezolano común vivió en los últimos dos años el mayor éxodo de jóvenes profesionales que haya habido en la historia de Venezuela, que se van porque no encuentran oportunidades de futuro, y se enteró de que “no hay dólares”, lo que impide la importación de los bienes que escasean. En fin, se hizo consciente de que la producción nacional y las oportunidades de empleo decente han venido mermando porque el gobierno socialista ha ido apoderándose de las empresas o las acorrala diariamente con controles absurdos y atropellos de toda clase.

 

Pues bien, eso que siente el venezolano común refleja lo que los especialistas llaman desequilibrios y distorsiones de la economía, cuyas cuatro raíces fundamentales tendrían que ser eliminadas para desaparecer síntomas como es la insuficiencia del salario de los trabajadores, y no al revés. El gobierno no está en capacidad real de acometer su corrección porque su visión ideológica se lo impide y por la crisis no hará más que agravarse bajo su conducción.

 

La primera raíz inmediata de la crisis a ser extirpada según los expertos es el descomunal egreso en que incurre el Estado sin correspondencia con sus ingresos, causado por corrupción, gasto ineficaz, subsidios populistas como el de la gasolina, y despilfarro internacional asociado a la compra de armas y de lealtades políticas, todo lo cual genera desde hace años un exagerado déficit del sector público consolidado.

 

El segundo origen de las dificultades a desaparecer es el apoyo irresponsable que el BCV da a ese déficit a través de la emisión de moneda, es decir el indebido financiamiento monetario del déficit, que contribuye a una expansión exagerada del dinero circulante.

 

La tercera  fuente a vaciar es la práctica del endeudamiento internacional fuera de control ni supervisión real,  que ha elevado los compromisos en divisas muy por encima de la capacidad actual y previsible para honrarlos.

 

Y la cuarta y última causa de la crisis, cuya corrección es de enorme importancia porque ella ha diezmado por años las capacidades productivas y las fuentes de empleo privadas, es la cuasi desaparición de la seguridad jurídica generada por expropiaciones, controles excesivos e irracionales y toda clase de abusos del gobierno contra los emprendedores.

 

La “solución” que ha implementado el gobierno para afrontar la escasez de divisas -un resultado y no una causa- ha sido reducir a un mínimo el desembolso de dólares, sea para importaciones creando el desabastecimiento que todos sufrimos; o para el pago a sus acreedores internacionales salvo los tenedores de papeles de la República y de PDVSA, lo que ha causado la interrupción de líneas de crédito de proveedores y la suspensión de rutas aéreas internacionales, entre otras calamidades; y “raspar la olla” vendiendo activos estratégicos en el exterior o aceptando el pago de acreencias de sus socios con enormes descuentos del principal. Sin embargo las reservas internacionales están cayendo a un ritmo que hace prever un colapso, en un escenario de precios de exportación petrolera nada favorable. Venezuela está atrapada, como dice Ricardo Hausmann, en “una gravísima crisis de liquidez internacional” y es muy improbable que alguna fuente internacional la auxilie financiándola a menos que realice ajustes importantes que el gobierno considera que no puede hacer sin perder el poder o dejar de ser él mismo.

 

Solo eliminando los graves vicios fiscales que sufre el país es posible corregir los desequilibrios monetarios y cambiarios existentes; pero un ajuste con unificación de la tasa de cambio tendría un costo inflacionario y recesivo importante en el corto plazo, con un impacto político adverso que el gobierno socialista no está dispuesto a asumir. La única salida para la gravísima crisis inmediata está en ejecutar las reformas necesarias en medio de un cambio político que modifique las expectativas y permita que la inversión privada supla gradualmente la necesaria reducción del gasto público que deberá hacerse en áreas no prioritarias.

 

El ajuste propuesto en lo inmediato

Para desmontar el mecanismo explosivo que está en marcha y corregir las fuentes de los desequilibrios y distorsiones sin comprometer la gobernabilidad pacífica y la irreversibilidad de la Transición a la Democracia, los especialistas vienen discutiendo que el ajuste a realizar evite en lo posible medidas “de shock” que podrían llevar a una aguda recesión en lo inmediato, con un fuerte impacto sobre las familias de bajos ingresos, y por el contrario emplee una estrategia apoyada fundamentalmente en dos programas: “desactivar” el colapso mencionado antes; y un ajuste macroeconómico progresivo en el tiempo, que paulatinamente desaparezca los desequilibrios fiscales y financieros y resuelva las distorsiones monetarias y cambiarias.  

 

La “desactivación” del colapso del que se ha hablado implica renegociar deudas y convenios de financiamiento hoy vigentes, como son los pasivos de origen comercial, los derivados del régimen cambiario y los acuerdos existentes con China; negociar e implementar mecanismos de financiamiento que puedan comenzar a usarse a muy corto plazo, con el Fondo Monetario Internacional y los bancos multilaterales (BM, BID, CAF), en un programa dirigido a garantizar la continuidad de la operación del Estado, resolver la inminente crisis humanitaria de salud, superar la escasez extrema y mejorar el suministro de servicios públicos a la población, reavivar focalizadamente la actividad económica en sectores de alta generación de empleo, y garantizar que comienza a mejorar la seguridad ciudadana. Una tercera línea dirigida a desactivar el colapso incluiría centralizar todas las transacciones financieras del Gobierno Central unificando la tesorería nacional, y crear un Consejo Nacional de Política Financiera que en el futuro coordinaría la consistencia de las políticas y asesoraría al Presidente de la República  y al Directorio del Banco Central.

 

La corrección progresiva de los desequilibrios y distorsiones se apoyaría en dos conjuntos de mecanismos dentro de las fórmulas que discuten los expertos y académicos, los cuales se emplearían para solventar la brecha fiscal y para resolver los desequilibrios y distorsiones de carácter monetario, cambiario y financiero.

 

Para resolver la brecha fiscal es necesario ajustar progresivamente las tarifas de servicios públicos hasta minimizar los subsidios indirectos o substituirlos por otros más efectivos en términos de equidad; vender activos no petroleros del Estado y destinar los recursos resultantes a recomponer la salud financiera del sector público y apuntalar las reservas internacionales; y finalmente maximizar los ingresos fiscales netos provenientes de PDVSA saneando y recuperando sus operaciones, lo que incluye revisar sus convenios internacionales y empresas mixtas así como las expropiaciones de empresas productoras y de servicios en función del interés nacional, el ajuste de los arreglos macroeconómicos y de relación financiera de PDVSA con el Estado, la elevación de los precios de combustibles en el mercado interno y la eliminación de todo otro subsidio.

 

Focalizándose en el conjunto de lo monetario, cambiario y financiero, la propuesta de los especialistas disminuye paulatinamente el financiamiento monetario del déficit e implementa una regla de política monetaria que otorga prioridad al crecimiento económico y el empleo mientras la inflación se va reduciendo en forma gradual, lo que en la jerga especializada se conoce como Focalización en el PIB Nominal (Nominal GDP Targeting). Simultáneamente, la propuesta introduce un esquema de levantamiento gradual y coherente de los controles de tipos de cambio y de interés, buscando que la banca privada reasuma sin traumas el rol de intermediación financiera que le corresponde, lo cual debería hacerse junto con un fortalecimiento de la Superintendencia de Bancos SUDEBAN y con la participación de expertos de la banca privada.

 

Una nueva economía  que apalanque el desarrollo y nos inserte positivamente en el mundo

La propuesta que resume este artículo, basada como hemos dicho en las reflexiones de los especialistas, plantea junto con los programas de ajuste macroeconómico tres programas de acción para iniciar la construcción de una nueva economía.  Ellos incluyen el retiro del Estado de la producción no relacionada con los hidrocarburos, una serie de reformas legales que den soporte a los demás programas y estimulen la inversión privada, y la realización de un amplio diálogo nacional dirigido a acordar los objetivos y marcos de política de un nuevo modelo de desarrollo económico para Venezuela que reoriente su estrategia de utilización de los recursos energéticos y apalanque su progreso en las capacidades innovadoras, los emprendimientos y el esfuerzo de su gente, superando el rentismo, el populismo  y la dependencia del Estado que causaron los últimos 36 años de agonía social, política y económica de nuestra sociedad.  

 

El retiro del Estado de la producción no relacionada con hidrocarburos propone la conversión de empresas públicas no petroleras en empresas de capital abierto y la reprivatización de las empresas y tierras que fueron expropiadas por el gobierno socialista. Los recursos provenientes de la venta de activos públicos se destinarían exclusivamente a recomponer la salud financiera del sector público y así reducir el financiamiento monetario del déficit fiscal.

 

Las reformas legales que se proponenbuscan dar apoyo a los programas de ajuste macroeconómico antes comentados, en virtud de lo cual se plantea la revisión inmediata, entre otras, de las leyes que componen el régimen de hidrocarburos y el marco de actuación de PDVSA, la Ley de Administración Financiera del Sector Público, la Ley del Banco Central, la Ley de Bancos y Otras instituciones Financieras y la Ley del Mercado de Capitales.

 

Adicionalmente se propone revisar los instrumentos legales referidos a los regímenes laborales, de inversión, expropiación, importación y exportación, y convertirlos en leyes y reglamentos que contribuyan a proteger efectivamente los derechos de los trabajadores y los derechos de  propiedad, a elevar la productividad y la competitividad de los sectores productivos, y a generar la confianza de los inversionistas nacionales e internacionales. 

 

Para la definición de la nueva estrategia de desarrollo los grupos de expertos y académicos han planteado crear un mecanismo específico de concertación nacional, el cual prepare en el lapso de doce meses la propuesta de un Plan Marco de veinte años para el desarrollo productivo y la inserción de Venezuela en la economía global, a ser convertido en Ley de la República, enfocado en dos objetivos estratégicos generales: Proyectar a Venezuela hacia una senda de desarrollo sostenido que contribuya a convertirla en un país de ingresos altos con predominancia de clase media en un lapso de dos décadas; y sustituir progresivamente el gasto público por gasto privado en la demanda agregada de la economía.

 

Para ello los especialistas conciben la idea de un Plan que tendría énfasis en un sistema claro de reglas favorable al libre mercado; en la reorientación de las estrategias de utilización de energéticos; en la generación de oportunidades de empleo decente y de emprendimiento productivo privado y a la competitividad sistémica de la economía; en la creación de oportunidades para todos los grupos sociales y regiones; en la diversificación productiva progresiva y en una inserción inteligente en la economía global, a través de siete líneas de políticas complementarias entre sí, dirigidas a igual número de objetivos específicos: capital humano y conocimiento, infraestructura para la competitividad, integración productiva de la economía, emprendimiento popular, innovación y desarrollo tecnológico, inserción inteligente en la economía global, e instituciones y reglas para el desarrollo.

 

Para leer la primera parte de este artículo, dale clic al siguiente link:

Desenlace, transición y reconstrucción (I de IV)

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