Voluntad política

Por Alfredo Yánez Mondragón

@incisos

 

 

 

Vivimos lo que vivimos. La angustia está a flor de piel, y aunque se trate de plantar cara y hurgar a lo interno para conseguir rastrojos de esperanza; todos sabemos que nada bueno está por venir, al menos en lo inmediato. La crisis es descomunal y las soluciones que se plantean no hacen más extender la pesadumbre, porque al final sabemos que es más de lo mismo.

 

El país requiere de sensatez. De parte de sus referentes políticos, de parte de quienes tienen experiencia en la conducción económica, de parte de quienes saben como hacer auténtico trabajo social; de parte de todos. Necesitamos sensatez; y debemos ser lo suficientemente sensatos con nosotros mismos, para reconocer que no la tenemos, que ni siquiera sabemos de que se trata el concepto.

 

El país requiere de verdadera voluntad política para aceptar el reto de reconocernos y aceptarnos. Y eso implica reconocer lo que está mal y a quienes lo hacen mal.

 

No es verdad que reconocernos implica aceptar la imposición del otro, solo para generar consenso y acuerdo.

 

Con el corazón en la mano; más allá de la soberbia, de los cálculos, de las pretensiones, de los acomodos… el país sabe que la actual conducción se desvió; se perdió; y como el abuelo tozudo se niega a preguntar, insiste es seguir adelante hacia el barranco, hacia el abismo; con la negligencia cómplice de aquel que cree que tras el descalabro fatal, heredará el carro.

 

Requerimos de voluntad política, de un deseo superior que se proponga convocar de verdad a todos; sin ánimo desafiante ni impositivo. No es justo que frente a la nefasta administración de la ruina de un país, se le dé vida a infinidad de grupos de opinión y análisis sin conexión, sin capacidad de interrelación, sin ánimo de sumar para crecer y avanzar.

 

Vivimos lo que vivimos, y en ese sentido no es el tiempo para calcular con la ambición por delante. Es necesario que los empresarios, los académicos, las organizaciones de trabajadores, la sociedad afectada por la desidia, se reúna y asuma el desafío de tomar este toro por los cachos.

 

No se trata de dibujo libre. Si la sociedad se activa en función del irrenunciable rescate de la sensatez y la necesaria construcción de la República; entonces los referentes políticos entenderán que antes de cualquier victoria electoral –absolutamente requerida- debe existir una contundente victoria política; resumida en un cambio de conducta frente a la crisis.

 

Todos los días nos avisan de una guerra; e indiferentes antes la sabiduría popular, estamos dejando que nos maten a todos los soldados.

 

Se requiere de voluntad política para aceptar que esta crisis requiere una solución radical, de largo aliento, de compromiso colectivo, de trabajo sostenido, de sacrificios y esfuerzos. No es tan sencillo como pulsar un botón y luego depositar un papelito en una caja.

 

Cada minuto cuenta. Hay que insistir en que las condiciones ideales no surgen; se generan. Cada minuto que pasa le degradación se acelera y somos menos los que vivimos lo que vivimos.

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